Modernidad y combustibles

Chucho Martinez

En un debate público entre un comerciante de combustibles con este columnista; aquel dijo que su familia era mejor que la mía porque la suya tenía dinero.  Antes que enojarme me produjo lástima porque esas expresiones son propias del oscurantismo heredado de los señores feudales de España y de los amos agiotistas y coloniales de Colombia que tuvieron que comprar títulos nobiliarios para poder acceder a cargos públicos y legalizar socialmente sus fortuna heredada u obtenida vía expropiación violenta.

El problema es que muchos como él, han incursionado en la política no precisamente para desarrollar el país y la región sino para favorecer los intereses de su clase, frenando así el desarrollo democrático, porque hacen de la ganancia la bota que pisotea los derechos de quienes siguen siendo sus siervos de gleba.

 

«El problema es que muchos han incursionado en la política no precisamente para desarrollar el país sino para favorecer los intereses de su clase, frenando así el desarrollo democrático».

 

Cuando el presidente propone agroindustrializar a Nariño no solo es para agregar valor a la producción del sector primario, sino para transformar las mentalidades hacendarias para que se asomen a la modernidad, entendida ésta como la racionalidad, el progreso tecnológico, político, filosófico, artístico, religioso y cultural que supere los mitos feudales y las venias señoriales para tratarnos como iguales.

En la modernidad se producen cambios en la concepción del mundo, la razón se impone sobre la religión y sobre el mito como explicación del universo y se empieza a buscar las causas de todo fenómeno a través de la ciencia. El ser humano pasa a ocupar el centro del pensamiento que antes pertenecía a Dios, muchos señores feudales son derrocados por los industriales, otros mutaron en estos y otros sobreviven hibridados como criollos y mercaderes.

El Estado, antes en manos de la monarquía y la Iglesia, se seculariza, permitiendo la aparición del poder republicano, guiado por la racionalidad y la justicia, para lo cual, el poder público es dividido en ejecutivo, legislativo y judicial, que se controlan mutuamente. La derecha no acepta esta división porque gustan más del absolutismo y la plutocracia.  

La modernidad da paso a la sociedad industrial y urbana, que rompe con la antigua sociedad medieval, rural, tradicional y colonial de la genuflexión y látigo para los nadies quienes después de 212 años, empiezan a escribir su propia historia porque la oficial la han escrito los ricos, generales, blancos y cardenales.

Por: CHUCHO MARTINEZ

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