Cifras sobre realidades

Mauricio Muñoz

En pasados días el Dane presento el reporte correspondiente al seguimiento que se realiza desde esta entidad a la realidad social y económica del país. En dicho informe se informó que para el mes de abril de 2022, la tasa de desempleo fue 11,2%, evidenciando una reducción ostensible teniendo en cuenta que durante el mismo periodo pero en el año 2021, el porcentaje de colombianos desempleados fue de 15.5.

Si tomamos como referencia los porcentajes expuestos, la reducción que se observa es importante, pues demuestra una mayor ocupación por parte de los colombianos, sin embargo, es preciso tener en cuenta que en estas cifras favorables están quienes se han dedicado a labores independientes, engrosando ese ítem conocido como “rebusque”.

Solo basta con mirar nuestras familias, por lo menos el 50% de los jóvenes no tienen empleo, y son personas que se ven obligados a realizar un sin números de oficios para generar recursos económicos. La famosa política del “Primer empleo” es un fracaso rotundo, puesto que, los chicos son empleados, pero por las “peculiaridades” de nuestro devenir laboral, son despedidos meses más adelante, impidiendo así que los jóvenes mantengan una estabilidad financiera que mejore su calidad de vida.

La educación juega un papel importante en esta realidad, pues las políticas existentes no vislumbran una educación vocacional, en donde el niño o la niña reciban una formación de calidad que se encamine a forjar al adulto que lograra realizarse como ser humano y de esta manera, aportar a la sociedad desde una experiencia en proceso de formación constate. No con esto queremos llegar a un modelo meramente “bancario” como lo denominan los pedagogos, en donde el hombre y la mujer se conviertan en autómatas del trabajo, lo que se debe buscar es que el trabajo sea una herramienta para el desarrollo del ser humano y lograr las metas inherentes a cada uno.

Sin embargo y a pesar de todo lo que se ha disertado sobre esta realidad educativa desde tiempo atrás, ejemplo de ello es el famoso “Documento de los sabios” que lastimosamente se quedó como un canto a la bandera, nada cambia y por lo visto, nuestros niños y jóvenes saldrán a una realidad voraz que no ofrece caminos a los escolares que dejan atrás esa etapa.

Pero si los jóvenes que tienen toda una vida por delante tienen problemas para lograr acceder a un empleo, imagínense la dificultad que puede tener un hombre o una mujer con 40 o 45 años de edad, que ya no encuadra en los perfiles de las empresas que ofrecen los pocos empleos que hay en el mercado, personas con experiencia en muchas cosas, pero que por su edad, no son tenidos en cuenta por los empleadores. Estamos en un país en donde la juventud es requisito para ser tenido en cuenta en un empleo, pero solo para descartar a los hombres y mujeres con experiencia, y la misma sirve para descartar a los jóvenes que buscan sus primeras oportunidades en el mercado laboral.

Estas realidades necesitan urgentemente ser revisadas, y más que eso, modificadas, de lo contrario nuestros jóvenes llegarán a ser adultos sin una vida digna, y nuestros adultos llegarán a la tercera edad desechados por la sociedad a quien tanto tuvieron por brindarle.

Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera

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