Carta

Vergüenza ajena en forma y contenido, produce la carta enviada por 21 congresistas de Cauca, Nariño y Putumayo al presidente Petro, para reclamarle principalmente por la construcción de la doble calzada Pasto-Popayán

Vergüenza ajena en forma y contenido, produce la carta enviada por 21 congresistas de Cauca, Nariño y Putumayo al presidente Petro, para reclamarle principalmente por la construcción de la doble calzada Pasto-Popayán y de mala gana por la terminación de la variante San Francisco-Mocoa. La misiva ni siquiera cumple los protocolos de la cortesía porque empieza cobrándole los votos depositados por él para la presidencia y luego, le exigen la contraprestación -como cualquier negociante electoral-, la construcción de la doble.

En primer lugar, yo habría destacado el potencial geoestratégico de la zona andina, pacífica y amazónica que tienen los tres departamentos para convertirse en la despensa agroalimentaria del país y/o el mundo. Pero que, infortunadamente ese potencial que envidiaría cualquier país del mundo no ha sido aprovechado por los buenos sino por los malos de todos los pelambres que han llevado a la región a una guerra que no parece tener fin.

De ahí viene el segundo tema, el desorden público que agobia a los 3 departamentos que ocupan los primeros lugares en asesinatos, desplazamientos, confinamiento, reclutamiento de menores, áreas sembradas de cultivos ilícitos y minería ilegal.

Luego vendría la respuesta institucional y estructural a los temas anteriores, que no puede ser otra que la trasformación productiva que conduzca a la transformación de las economías ilícitas en licitas, mediada por la agroindustrialización y conversión de la región en la despensa alimentaria del país como lo anunciaron el Presidente y la Ministra de agricultura. Y, como parte de esa estrategia transformadora, se incluyan la vías de comunicación, como las mencionadas y otras que nos acercarían mas a los mercados del centro del país, como la de Ipiales-Orito que como aquellas ya figuran en el Plan Plurianual de Inversiones  del Plan Nacional de Desarrollo.

En suma, se estaría exigiendo el cumplimiento de la palabra empeñada y del PND como un reconocimiento a las potencialidades y necesidades de la zona y como gesto de gratitud por la votación obtenida para la presidencia, por la paz total.

Como pueden ver, el problema no es gramatical sino conceptual y falta de sindéresis, sentido común y buenos modales.

Si fueran coherentes con lo poco escrito y dependiendo de la respuesta que esperamos sea afirmativa, deberían declararse en huelga de hambre en la entrada del Capitolio Nacional.

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