En la semana pasada el presidente de la república Gustavo Petro decreto el 19 de abril como día cívico. De acuerdo con el mandatario, esta acción se tomó para ahorrar energía y agua en el marco de la emergencia hídrica que hay en Bogotá y en otras zonas del país por cuenta del Fenómeno del Niño. Las fuertes lluvias que se registran en Pasto no permiten dimensionar las dificultades que se presentan en otros lugar a causa de la sequía prolongada que se ha tenido que padecer, sin embargo hay algo que va mas allá, y es la conciencia ambiental que tenemos que tener todos para proteger, así sea con pequeñas medidas, nuestra casa común, porque no tenemos otro planeta al cual emigrar cuando la Tierra se canse de tenernos como inquilinos, porque solo eso somos de este planeta, unos inquilinos y realmente, los peores de todos los que pudieron habitar este mundo.
Algún despistado podría pensar que este día cívico se podría considerar como una medida meramente populista, buscando crear disociación en la ya convulsa sociedad Colombiana, pero la declaración del día cívico pretendía aporta a las diferentes medidas que se vienen adelantando en varias ciudades del país para ahorrar agua y ser amigables con el planeta, y realmente era una opción plausible y acorde a la situación que se vive en el país, mucho más lógica que el llamado que hizo un alcalde “intelectual” de cierta ciudad capital que dijo que la mejor opción para ahorra agua es “bañarse juntos”.
Sin embargo la medida implementada por el gobierno nacional se convirtió en la piedra del zapato de varias alcaldías y gobernaciones que, vieron en la misma, una forma de demostrar su rebeldía y descontento en contra del mandatario colombiano, dando a entender que realmente, son gobiernos que realizan su labor de espaldas al pueblo y que, sin importar que esté sucediendo en el país, siempre van a hacer primar sus intereses particulares y buscar quedar bien ante quien sabe quién. Esta situación permitió desenmascarar las verdaderas intenciones e inclinación de alcaldes y gobernadores de turno en sentido político, quienes disfrazados en la nefasta frase “trabajar, trabajar y trabajar” hicieron oídos sordos al llamado hecho por la presidencia de la república, pero eso sí, son los primeros en llamar al apoyo de “vacas” y demás acciones para recolectar fondos que según algunos “culminaran las obras no finiquitadas por este gobierno”, cuando muchas de esas obras no se desarrollaron por la negligencia y la nula capacidad de gobierno que demostraron los antecesores del presidente Petro.
Si la “vaca” fuera impulsada por el gobierno o su movimiento político, estoy seguro que la oposición y los entes de control fueran los primeros en poner el grito en el cielo pensando en la gran puerta que se abriría a la legalización de dineros de dudosa procedencia a través de dicha iniciativa, no lo decimos nosotros, solo hacemos eco a medios nacionales que indican que mediante esta acción con olor a un buen “convivir” se pueden estar filtrando recursos no tan pulcros, sin dejar de lado que, los que impulsan dicha actividad, son los mismos que han manejado el poder durante los últimos años y que se han caracterizado por no hacer nada en favor del pueblo, dedicándose a gobernar en favor ellos y los suyos.
¿Ustedes a que grupo pertenecen queridos lectores? ¿A los que le dan de comer a la “vaca oscura” o quienes toman conciencia de su deber para con la naturaleza y el cuidado del medio ambiente?.
