Por: Manuel Antonio Rosero Trejo
El tiempo pasa inexorablemente y es así como arribamos a la Semana Santa y con las constantes dificultades que tiene Nariño, parece que la Semana Mayor la estuviéramos viviendo desde los primeros días de enero.
Y si, son 79 días de pasión, en donde nos tocó vivir un verdadero viacrucis por los efectos que dejo el derrumbe en el sector de Rosas en la vía Panamericana que comunica a los departamentos del Cauca y Nariño.
Desde ese 9 de enero se está viviendo un verdadero viacrucis en Nariño, el primer efecto fue el desabastecimiento de combustible por lo que fue verdaderamente un infierno el conseguir un sorbo de combustible en la ciudad con filas interminables y por supuesto los acaparadores hicieron su agosto en pleno enero.
Que decir de los alimentos de primera necesidad, los cuales se incrementaron en estos 79 días afectando el ya desgastado bolsillo de los nariñenses que venía ya deteriorado desde el año anterior.
Es innegable la buena respuesta del Gobierno Central que emprendió las acciones correspondientes para enfrentar esta emergencia por el evento natural producto de las lluvias en el departamento del Cauca en donde se habilitaron unas vías para el paso de los vehículos de transporte que paulatinamente y con restricciones han tratado de mantener el intercambio de productos con el centro del país.
De todas maneras el pueblo nariñense se enfrenta a otros días de pasión, ya que otros temas que afectan a la región es la violencia que junto a la temporada de lluvias, ha dejado victimas en algunos sectores del departamento.
Ahora con la Semana Santa a doblar de la esquina, se deben tomar las estrategias necesarias para que el turismo no se vea tan afectado por el cierre de la vía y que se tomen otras medidas para evitar que este sector, como los demás que impulsan la economía local, no se vean afectados ante el paso restringido por las diferentes vías para llegar a nuestro departamento.
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De igual manera que no quede la menor duda que se presentaran alzas en algunos productos y servicios, como por ejemplo en el transporte aéreo, en donde quienes tienen el monopolio no dejaran de aprovecharse de este cuarto de hora.
No queda más que organizar con pinzas el presupuesto familiar y que este tiempo santo se convierta para reflexionar ante el futuro que se nos viene en lo que resta del año, esperando que sea esperanzador para el desarrollo regional.
