Tributos para el equilibrio social

Germán Caicedo Mora

La expresión popular: Los impuestos son un mal necesario, no son palabras menores y toman relevancia al entrar a reflexionar por muchas razones ad portas de una reforma tributaria; entre otras, se justifica como pensamiento popular; ya que existen motivos claros que sería necesario rememorar para comprender el papel de los tributos en las sociedades y más importante para aprender sobre las consecuencias que se han desprendido en la evolución de las naciones.

     Lo anterior parte de la idea que la frase mencionada tiene un recorrido en todos los tiempos de la humanidad a la par con la formación de los países. Allí se encuentra su gran valor; para comenzar, se rastrea el sentido un mal, por cuanto los tributos pueden ser injustos y se ha comprobado que en esa perspectiva llevan a pueblos prósperos a la miseria; por ello, se revive en Colombia desde la colonia, con los Comuneros del Socorro, en Nariño los Comuneros de Tumaco, Guaytarilla y Túquerres; que fueron calificaban de “nocivos” y en 2021 fue contundente el rechazo nacional.

Las injusticias son el torrente para abrir las catástrofes sociales. Los tributos contienen un sello detonador de pequeños y grandes levantamientos populares, lo cual, es un punto que generalmente se pasa por alto; pues, en estos casos la injusticia surge por imponer cargas a actividades medianas y a sectores sociales medios muy vulnerables, porque sus ingresos provienen de ventas populares, de salario o pensión fijos para sobrevivir, así dicha obligación se torna como despojo para mayor pobreza.  

Teniendo en cuenta lo anterior, cuando se impone la injusticia se resalta que los principios tributarios desaparecen. No obstante, esa realidad que marca laceraciones sobre la piel de las naciones, se puede superarla, con sistemas tributarios justos, respetuosos, responsables, éticos y coherentes con la realidad; estableciendo cargas socialmente justas y no despilfarrándolos.

     Es del saber popular poder observar y verificar los caminos trazados por los países que han consolidado una justicia tributaria para afianzar la armonía social, gracias al entendimiento de las características socioeconómicas y políticas propias; para esto, Colombia debe partir de su condición compleja interna y su posición exterior para encontrar una línea de equilibrio que le permita transitar hacia un horizonte sin incurrir en inequidades.

En ese sentido, sería consecuente reconocer que tenemos un país muy desigual para insistir en fraccionar su clase media siempre golpeada; debería ampliarse como sostén socioeconómico, constantemente abordar las pobrezas y evitar focos sociales que desquebrajarían la viga esencial de reactivación.

Es decir, se debe apalancar una reforma fiscal integral que reconozca el papel de los tributos soportados en la progresividad, neutralidad y real justicia redistributiva; además aplicarse a focos como la evasión, los beneficios exagerados, los capitales en paraísos fiscales, el monitoreo del gasto público y afrontar la corrupción.

En definitiva, los impuestos son muy necesarios para reactivar la economía y llegar a una sociedad equilibrada, por ello es urgente mostrar su lado amable y creíble como promotores de la justicia social.   

Por: Germán Caicedo Mora.

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