Sofonías Rodríguez.

Señor: ayúdanos a cambiar

Un mea culpa que no pase inadvertido aunque aparentemente toca más a unos, debe ser general porque es el reflejo de lo que actualmente estamos viviendo en un territorio que nos suena por ratos a desconocido y falto de todo, sin un norte que nos lleve por el camino que es. Sólo a la espera que la conciencia ciudadana ponga fin a este equivocado andar.

Sí, en una Colombia tan convulsionada, de tantos hechos violentos y lamentables, de la corrupción que campea tranquilamente hasta en los sectores gubernamentales y de justicia,  son factores que pintan un oscuro panorama para nuestra patria a escala nacional e internacional. De allí que se hace más que necesario, urgente cambiar algunas actitudes que vienen empeorando el proceder de las gentes.

Y no culpemos a Dios del actual estado de cosas. Realmente somos nosotros los que tenemos que hacer un alto en el camino de la vida para ponernos a modo de una reflexión individual  que nos lleve a ser mejores personas. Me pareció muy acorde con la situación y oportuna una oración de Carlos Castro Saavedra. Estos son algunos de sus versos.

 

«Ayúdame Señor a cultivar a mis hijos, a darles buen ejemplo, a enseñarles que son el porvenir, los carpinteros del mañana, los días que vendrán a iluminar el mundo”.

 

Ayúdame Señor, a ser buen ciudadano, a ganarme honradamente la vida, a ser útil en mi trabajo, a no dejarme hundir en las dificultades, a caminar con la frente alta, pero sin odios, ni soberbias y a respetar mi propia vida y las vidas ajenas.- Aléjame del plomo, de las armas en general y acercarme a la reja del arado.-Enséñame a ser simple, a entender el lenguaje de los árboles, a saludar el sol por la mañana y a mirar la bandera de la patria con unos ojos limpios.

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Ayúdame Señor a confiar en mí mismo, a esperar con paciencia que florezcan las ramas, a sentir como propia la sed de mi país, a sentir como propia la sed de mi país, a cuidar las palomas de los parques y a cubrir las paredes con un manto de cal y blancura. Defiéndeme del vino y de la falsa alegría. Enséñame a ser justo y comprensivo.

Acompáñame en el día de elecciones para votar por hombres honrados sin fanatismos ni violencias y a apagar las hogueras que encienden en las plazas los malos hijos del país. Ayúdame Señor a cultivar a mis hijos, a darles buen ejemplo, a enseñarles que son el porvenir, los carpinteros del mañana, los días que vendrán a iluminar el mundo.

Es tiempo de cambiar y de liberarse de todo tipo de injustos procederes.

Por: Sofonías Rodríguez M.