Carlos Santa María

¿Occidente propone que los ancianos deben morir?

Por: Carlos Santa María.

Mientras los medios se dedican a despotricar de todo lo que signifique inteligencia, geopoder, actuación progresista, ocultan con perversidad lo importante como es solidarizarse o hacer público, por ejemplo, la prisión de un colega, el periodista español Pablo González, sometido seis meses a detención ilegal en Polonia por su visión crítica del conflicto en Ucrania o el asesinato terrorista de la comunicadora rusa Daria Duguina.

Tampoco han expuesto la política de Occidente (al cual veneran e inclinados en un abyecto vasallaje), respecto a los adultos mayores, según la cual los viejos deberían morir pronto por los efectos en la economía del capital en sus propios países.

Así, se atribuye a la exdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, la frase: «los ancianos viven demasiado y es un riesgo para la economía mundial. Tenemos que hacer algo y ya». Aunque no hay pruebas de que sean declaraciones textuales suyas, el FMI sí que alertó de «las implicaciones financieras potencialmente muy grandes del riesgo de longevidad”, es decir, que la gente viva más de lo esperado.

De igual modo, desde Japón y Suecia se esbozan planteamientos similares debido a que la expectativa de vida ha avanzado y obviamente dejan de ser productivos, lo que significa para sectores de élite que ellos se constituyen en una carga social imposible de sostener.

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Contrariamente, la Humanología ha creado la categoría de Adulto Avanzado según la cual las personas que superen los 60 años no deben someterse a estas concepciones culturales propias del neoliberalismo destructor de sociedades ya que poseen un potencial que los activa integralmente en sus décadas posteriores.

Esta argumentación que favorece la Humanidad denota una filosofía constructiva frente a problematizar situaciones de absoluto vasallaje externo al no asistir Colombia a la desprestigiada OEA para castigar a Nicaragua, sin entender que primero está el pueblo de Colombia y el derecho de los Nadies a alimentarse y trabajar, puesto que las personas son fundamentales en toda comunidad.

Es hora de pensar con claridad.