Desde principios de este año, estamos viendo como la violencia sigue ensañada con el departamento de Nariño, lo que se refleja en constantes enfrentamientos, que unas veces, son entre la Fuerza Pública y grupos alzados en armas y en otras, entre las mismas organizaciones criminales, que, en zonas tan importantes, como la de la costa Pacífica, se disputan territorio para las actividades del narcotráfico.
La triste realidad es que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional Eln, las disidencias de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc y por lo menos una docena de bandas criminales, que aparte del negocio de la coca, se dedican a otras actividades igualmente ilegales, hacen y deshace en la geografía nariñense, especialmente en su zona costa, motivo por el cual esta zona sur del país, está sacudida por la violencia.
Se trata de una situación alarmante desde todo punto de vista, puesto que afecta de manera directa a miles de personas, quienes tal como sucede en estos instantes en la costa Pacífica, se ven en medio del fuego cruzado, lo que ha dado lugar a masivos desplazamientos, nefasta situación en el marco de la cual, hombres, mujeres y niños y niñas, tienen que salir de su territorio, como la única alternativa, para no verse expuestos a perder la vida.
Hoy, cuando los episodios de violencia no dan tregua en Nariño, nuevamente debemos hacer énfasis en que la firma del Acuerdo de Paz, entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, resultó decepcionante para los moradores de vastas zonas del departamento, donde la tan anhelada paz, no se ha visto por parte alguna y, al contrario, se han incrementado las acciones de los gestores de la violencia.
Por lo tanto, Nariño sigue siendo uno de los departamentos del país, más afectado por el conflicto armado, puesto que el Eln sigue activo, mientras supuestamente avanza el proceso de paz y las disidencias se tomaron el espacio de las Farc y las bandas criminales siguen en plena actividad en detrimento de poblaciones enteras, tal como ocurre en numerosos municipios de la costa Pacífica.
De esta manera, seguimos a la espera de lo manifestado durante su campaña por el hoy, Gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, quien prometido que nuestro departamento iba a ser uno de los primeros escenarios de la Paz Total, lo que no se ha visto por ninguna parte. En torno a esto, que es una de las banderas del señor presidente de la República, Gustavo Petro, la realidad que nadie puede negar, es que la paz se encuentra estancada y no es mucho lo que se pueda decir en torno a los avances de los diálogos con el Eln y, mucho menos con las disidencias de las Farc.
Es así como vemos en el caso concreto de las disidencias, como ante los reiterados episodios de violencia protagonizados en el departamento de Nariño, el Gobierno Nacional no tuvo otra alternativa que suspender aquí y, también, en los departamentos del Cauca y el Valle del Cauca, el acuerdo del cese al fuego, con esa organización alzada en armas
Esto se constituye en otro motivo de preocupación en nuestro Departamento de Nariño, puesto que ya vimos en la semana anterior, como las disidencias perpetraron varios atentados en Cali y Jamundí, en el Valle y en dos municipios del Cauca, como retaliación a la mencionada suspensión.
De allí, la preocupación que hoy expresamos, puesto que, en nuestra región, la paz no aparece por parte alguna y lo que se ve es, violencia y más violencia.