Esta semana la Fundación Universitaria Católica del Sur celebró la primera graduación de profesionales, presentando a la sociedad nariñense y colombiana 22 administradores en servicios de salud.
Para la Diócesis de Pasto es un pequeño gran paso en la visión de aportar a la sociedad en la formación de profesionales marcados por el evangelio y la enseñanza social de la Iglesia, enfocados en el desarrollo humano integral y comprometidos por el cuidado de la casa común.
Es justo agradecer al señor obispo emérito, monseñor Julio Enrique Prado Bolaños y a quienes con él le apostaron a empezar a forjar estar visión de servicio a la comunidad desde la educación superior, con los valores agregados que ponen en el centro a la persona humana.
Este primer paso es un impulso para continuar dotando a la Fucs de las herramientas conceptuales, estructurales y humanas que hagan de ella una Universidad innovadora, moderna y con la claridad de ofrecer a la región profesionales con arraigo por su región, con fuerte sentido de respeto y valoración por los aportes que se pueden hacer y el saber que se puede construir a partir del valioso patrimonio ya presente en nuestra historia, en nuestros territorios y comunidades; con las capacidades para trabajar para llevar al departamento de Nariño por las sendas del desarrollo humano integral, profesionales que ante todo marquen la diferencia por ser buenos seres humanos.
Ya el papa Francisco ha insistido a la universidad católica en la necesidad de abanderar desde su identidad, proceso formativo que impulsen el liderazgo de sus egresados, para construir una sociedad más justa, más humana, con servicios de salud que pongan primero la dignidad de la persona, con iniciativas productivas que respeten y busquen armonía con el medio ambiente y con emprendimientos que consoliden una economía “con alma”, que no evada los imperativos éticos.
La Fucs sigue tejiendo su apenas naciente historia con la fortaleza de relaciones con tantas universidades católicas en el país y en el Continente latinoamericano; pero también en alianzas con diferentes sectores académicos públicos y privados. ¡Qué importante es avanzar sin temores en las alianzas estratégicas entre universidades!, para no verse como competidoras sino como gestoras de verdaderos procesos que potencien el desarrollo regional.
Vale la pena que la academia se haga la pregunta: ¿qué profesionales para qué región? Y que se la discierna en mesas, no sólo de la academia, sino con los sectores productivo, gubernamental sino también con los liderazgos sociales y populares.
En tiempos de crisis, donde los jóvenes interpelan profundamente las prioridades de la sociedad hoy, no puede evadirse mantener estos espacios permanentes de escucha que validen la pertinencia de la oferta académica.
Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

