En estos días, la inseguridad ronda por las calles de Pasto en un hecho que asusta y mortifica, puesto que la ciudadanía se siente acosada por una delincuencia criolla que tal parece que “trabajara” las 24 horas del día, puesto que los episodios de atracos y robos se producen de manera continua en los diferentes sectores de la capital nariñense.
En ese sentido, es inquietante ver como en estos instantes no se encuentra un lugar seguro en la ciudad, puesto que, en todas las comunas y barrios, se reportan las acciones de los malhechores, quienes como se dice de manera popular, andan haciendo de las suyas en detrimento de las diferentes comunidades.
Para muestra un botón, como dice la frase coloquial. En las últimas horas, el concejal de Pasto, Álvaro Figueroa Mora, fue atracado en plena Avenida de los Estudiantes por los ocupantes de dos motocicletas, uno de los cuales le colocó un revólver en la cabeza, para despojarlo de su teléfono celular y todo el dinero que portaba en ese momento.
Se trata de un episodio que se repite por todo Pasto, motivo por el cual, no es una exageración afirmar que gran parte de los moradores de la capital nariñense, vivimos con la sicosis, de que sentir al lado de nosotros el ruido de una motocicleta, nos causa el más espantoso pánico.
«En estos días, la inseguridad ronda por las calles de Pasto en un hecho que asusta y mortifica, puesto que la ciudadanía se siente acosada por una delincuencia criolla que tal parece que “trabajara” las 24 horas del día, puesto que los episodios de atracos y robos se producen de manera continua en los diferentes sectores de la capital nariñense».
Sin embargo, se trata de un temor plenamente justificado, puesto que de acuerdo con las estadísticas de las autoridades, los raponazos y robos desde las motocicletas, siguen siendo en estos instantes, el delito de más impacto en Pasto y al respecto, estamos hablando de delitos que se registran dia y noche y, que, ahora tienen su epicentro en los sectores residenciales de la ciudad, donde nadie puede contestar una llamada en la calle, sin correr el riesgo de que de un manotazo, el ocupante de una motocicleta le arrebate el teléfono celular.
Lamentablemente, nos estamos refiriendo a un delito que hace carrera en nuestro medio, sin que de nada haya servido el que en muchos casos, la ciudadanía se haya tomado la Justicia por mano propia, con brutales golpizas a los ladrones y la consiguiente incineración de las motocicletas.
Aparte de ellos, también hemos escuchado a los señores taxistas, quienes manifiestan que los atracos en su contra han aumentado de manera considerable en los últimos dos meses, por parte de delincuentes que se hacen pasar como pasajeros, para luego desenfundar armas de fuego o blancas, para someter a los conductores.
Entendemos que en aras de la crisis económica que nos agobia de forma terrible, la inseguridad se haya disparado en todos los sectores de Pasto y, ello, precisamente debe mover a las autoridades a la realización de operativos especiales para hacerle frente a este flagelo.
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En ese sentido, recordamos como hace algunos años, un comandante de la Policía, realizaba de manera periódica y, naturalmente, sin previo aviso, lo que el denominaba las tomas a Pasto, en el que los agentes se tomaban las calles de la ciudad, para exigirle a los peatones su identificación, así como una requisa. Fue un operativo que dio excelentes resultados, puesto que permitía la identificación y captura de las personas que eran solicitadas por las autoridades, además del incautamiento en esos días de centenares de armas, en su mayoría blancas.
Nos parece que como estamos viendo las cosas, que consideramos están pasando de castaño a oscuro, que sería el momento de echarle una mirada al retrovisor, para evitar que los delincuentes sigan ganando espacio y cobrando víctimas en nuestras calles.

