Colombia hace siete años se conectó con los países propulsores de la visión del crecimiento verde como respuesta al orden mundial de Occidente, con el fin de aplicar estrategias para el desarrollo económico, favorecer la ecología y su impacto en la vida; en ese sentido, las políticas deben orientarse a armonizar el sistema de producción del país con un manejo verde, tal como el orden capitalista indica para neutralizar los colapsos en lo social, ambiental, productivo, cultural y político.
Cabe aclarar que el país incursionó desde finales de los sesenta por el campo del ambientalismo; la ONU dio impulso al concepto de desarrollo sostenible, y el gobierno respondió creando un ente de carácter técnico denominado el Inderena, y en 1993, con la Ley 99, el Ministerio del Medio Ambiente.
Siguiendo esa ruta, en la actual etapa, durante el segundo gobierno de Santos en 2014, puso en marcha la Misión de crecimiento verde, la cual destacó que para el 2030 Colombia podría afrontar un escenario de dificultades para el progreso económico y social e incluso se podrían revertir los logros sociales por la demanda de recursos naturales: agua, suelo y energía.
Sin duda, es alentador que los Estados se anticipen a asumir la responsabilidad institucional para garantizar a las futuras generaciones la accesibilidad a un medio ambiente sano y la disponibilidad de recursos naturales básicos, correspondiendo así, con las aspiraciones de los territorios y en sentido amplio con el bienestar de sus sociedades.
El punto débil identificado por la Misión fue la problemática demográfica y el consumo de recursos como los causantes de la crisis ambiental, que, para los técnicos del gobierno, recayó en las comunidades locales, sus actividades y el consumo los responsables principales de esta crisis. Este soporte del diagnóstico necesariamente determinaría la formulación e implementación de políticas públicas, el plan de desarrollo y los resultados a alcanzar en su ejecución.
Entonces, lo precedente, fue considerado como el pilar conceptual para corregir el camino o modelo económico basado en la explotación indiscriminada y depredadora de los recursos como en realidad está ocurriendo; así la Misión formuló 10 objetivos como soporte para su materialización en el Plan de desarrollo, “Todos por un nuevo país, 2014-2018”, en el cual se puntualiza como prioridad a “el crecimiento verde.
En el desfase entre el diagnóstico y la realidad está el foco para entender los motivos por los cuales los resultados no concuerden con las aspiraciones de la Misión; aunque se reconoce su aporte, al proponer pautas para deducir la carencia de las raíces fundamentales del crecimiento verde en el país; el cual, seguirá priorizado por varios lustros como un tema para la política y la sociedad.
Finalmente, no debemos desanimarnos, sino por el contrario seguir trabajando por los cambios: el desarrollo verde, fuentes de energía renovales, mitigar los efectos del cambio climático, fomentar la asistencia para el uso del suelo, la productividad y menguar el rezago del PIB. Apuestas, muy cercanas al gobierno entrante.
Por: Germán Caicedo Mora

