Como siempre Colombia es noticia en el mundo, pero esta vez por nada más y nada menos que los menores de edad. El informe que presentó la revista médica británica The Lancet en el cual ubica a nuestro país como el quinto con mayor orfandad por Covid-19, muestra una triste realidad de lo que este virus deja como consecuencia y lastimosamente algunos aún siguen sin querer creer.
La situación en Colombia es preocupante. De acuerdo con el informe, en el país por cada 1.000 niños, 2,3 han perdido a sus cuidadores. Esta es la quinta cifra más alta en el mundo y hace parte de un puñado de diez países en los que dicha tasa de orfandad está por encima de 1.
En este grupo de los países más afectados predomina la presencia de naciones latinoamericanas. Perú ocupa el primer lugar, con 10,2 huérfanos por cada 1.000 niños, seguido por Sudáfrica (5,1), México (3,5), Brasil (2,4), Colombia (2,3), Irán (1,7), Estados Unidos (1,5), Argentina (1,1), Rusia (1,0) y Polonia (1,0).
Lo más lamentable de toda esta situación es que pese a que la gente sabe la realidad que se viven en el mundo por el Covid-19 y como este nos cambió la vida a todos, son muchas las personas que siguen sin querer vacunarse o están de irresponsables por allí sin cumplir las medidas de bioseguridad.
Si soy sincera jamás había pensado en este tema de los niños que lastimosamente pierden a sus padres, hasta hace un par de días cuando un amigo me contó que un conocido suyo murió de Covid y hoy, dos semanas después, murió la mamá de su pequeña hija que al parecer solo tenía 9 añitos. Fue allí cuando pensé en que esta enfermedad no solo cambió el mundo sino que sigue acabando con cientos de familias y aun así lo que realmente da rabia es que muchos no toman conciencia y siguen haciendo de las suyas de fiesta y sin protocolos cuando el coronavirus es nuestra realidad.
Fue en ese instante en el que pude comprender nuevamente que nuestros niños han sido los guerreros más fuertes de la pandemia y a veces no comprendemos el estrés que están viviendo y las difíciles situaciones que afrontan a su corta edad, porque serán ellos los que próximamente les cuenten a sus hijos que por más de un año tuvieron que estar encerrados, estudiar desde una computadora, salir con tapabocas y limitarse en cientos de cosas sencillas como disfrutar del parque y los amigos por un virus que jamás nos imaginamos llegaría a poner el mundo de cabeza y enseñar a los seres humanos el verdadero significado de empatía a la hora de intentar entender lo que vive el otro dentro de esta nueva normalidad.
Por: Claudia Zambrano Erazo