P. Narciso Obando.

Entre la esperanza y la incertidumbre

El pasado 7 de agosto comenzó un nuevo mandato presidencial. Para muchas personas se vislumbra un panorama de esperanza y para otras tantas de incertidumbre, en un momento de nuestra historia donde vemos el avance progresivo de la problemática social y económica que tanto aqueja a nuestra región.

Tristemente nuestro Departamento de Nariño ha sido uno de los más desatendidos por el gobierno nacional a lo largo de muchas décadas, que se ha caracterizado por la orfandad y el olvido, por la indolencia de una clase dirigente que ha estado ausente en momentos de afugia, por no decir en todo momento.

La frase “cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar”, ojalá no se siga aplicando a nuestro querido Departamento de Nariño, relegado del resto del país al verse afectado por múltiples dificultades, auspiciadas principalmente por el abandono gubernamental, políticos regionales indiferentes y por supuesto a raíz de malas decisiones electorales.

El Departamento de Nariño hundido en el atraso, reflejado en el bajo cubrimiento de las más elementales necesidades básicas, situación que nos deja en una situación crítica. Muchos conciudadanos no tienen recursos ni para comer, con servicios públicos precarios y costosos, altos índices de desempleo que ha traído como consecuencia el incremento de la inseguridad, entre otros problemas; y lo más preocupante no se vislumbra una salida a esta situación.

Nariño no aguanta más esta situación de atraso y olvido, nos aterra el hecho que sigamos viviendo la misma situación de años pasados, el mismo itinerario marcado por el cáncer de la corrupción. Entre nuestra mediocre clase dirigente y la corrupción rampante hemos trazado el destino de un departamento, que si bien no merece esta suerte, también es factible expresar que lo ha fomentado y sostenido.

Una tierra que posee una gran riqueza agrícola por su diversidad climática, además de buenas posibilidades en el sector ganadero, una tierra con importante salida hacia el mar Pacífico, una tierra con una ciudad tan importante históricamente como Pasto, requiere una permanente y constante inversión social en salud, educación, saneamiento básico, fuentes de trabajo y empleo.

Llama poderosamente la atención, desconsuelo e inquietud que no haya ningún profesional (los tenemos con suficientes capacidades y méritos) oriundo del Departamento de Nariño, que haga parte del recién nombrado gabinete ministerial o esté al frente de algún cargo de alta relevancia. Fuimos importantes en la elección del actual presidente, pero ahora desafortunadamente no hemos sido tenidos en cuenta y ojalá no suceda lo de siempre: Por años olvidados y viviendo en el absoluto abandono por parte del gobierno nacional. Nariño debe ser tenido en cuenta con cargos de primer orden y con un presupuesto suficiente que ayude a impulsar el desarrollo y la paz que tanto anhelamos.

La confianza en un mejor futuro para una determinada región, se conoce cuando el gobierno “hace presencia” o cuando del gobierno nacional hacen parte personas oriundas de dicho departamento. Hoy Nariño cuestiona esa “falta de presencia”, no se ve por ningún lado y para desgracia nuestra, parece que, con el nuevo presidente, hasta el momento, no se ve reflejada. 

Por: P. NARCISO OBANDO