El 2 de abril de este año, en un artículo publicado por “La República” se comenta que:
“México anunció que no aplicará subsidios para mantener bajos los precios de la gasolina en unos 40 municipios fronterizos con Estados Unidos, incluyendo Tijuana, uno de los cruces más transitados del mundo”, con el propósito de evitar que los automovilistas americanos crucen la frontera para beneficiarse de los bajos precios del combustible mexicano, subsidiado por el gobierno de ese país.
La política de otorgar subsidios en las fronteras para tener precios bajos y controlar la inflación no es únicamente de Colombia, es adoptada por diferentes estados del mundo y apuntan a lograr un mayor desarrollo y bienestar de estas localidades.
Sin embargo, estudios realizados por la Contraloría General de la República concluyen que: “El costo de la política de subsidios a los combustibles en zonas de frontera no ha sido lo suficientemente efectivo para elevar la calidad de vida de sus habitantes”, ya que continuamos en las mismas o peores condiciones que las que teníamos antes de su implementación, razón por la cual plantean evaluar la inversión de estos recursos de la nación en otros renglones como: acueductos, vías, vivienda, salud o educación.
Todo lo anterior, por cuanto el 100% de los cupos de combustibles subsidiados no llegan a Nariño; un porcentaje se queda en el Valle y Cauca. Además porque algunos distribuidores caprichosamente cambian de precio a mitad del mes argumentando que el cupo del subsidiado se agotó y por arte de magia aparece el combustible a precio nacional.
De otra parte, para nadie es un secreto que un alto porcentaje del combustible subsidiado no cumple su objetivo, sino que se utiliza en el procesamiento de alcaloides, en los municipios de la costa, la cordillera y las zonas del Telembí y Los Abades.
En tanto se evalúa cómo invertir los 94 mil millones que por año destina la nación a subsidiar la gasolina en Nariño, tenemos que luchar para que esta conquista se mantenga. Claro está, realzando los controles necesarios para evitar que el combustible subsidiado se ocupe en el procesamiento de coca y llene aún más los bolsillos de distribuidores inescrupulosos.
POR: VICTOR RIVAS MARTINEZ.