Sofonías Rodríguez.

El campesino contra todo

Navegar contra la corriente es una expresión antigua que equivale a encontrarse con obstáculos de orden material en ocasiones por proyectos o realizaciones, pero además cuando se tiene iniciativa de pensar en algo distinto y salen al paso contradictores que no permiten por diversas causas que se traduzca ideas en acciones.

Hago este preámbulo para referirme a la caótica situación que viven los campesinos de nuestro país por el sólo hecho de haber seguido por herencia, el ejemplo que dejaron como legado los mayores a su descendencia, pero que desde hace tiempo viene sufriendo como nadie los azotes del abandono, de la indiferencia y de las falsas promesas.

Nunca antes las zonas rurales de Colombia, pero más concretamente las de Nariño se habían visto tan afectadas en tono mayor por diferentes factores que hoy tienen al agro no al borde la quiebra sino padeciendo ya en el fondo de ella. Con mucha razón dicen que ahora la agricultura no es negocio.

 

«El sector agropecuario clama una ayuda más directa al gobierno entrante para que se apersone del campo y aplique unas políticas claras sobre cultivo y cuidado».

 

Pero veamos enfocando a nuestro departamento al agricultor contra qué le ha tocado luchar y continuar como si nada pasara con esa constante labor del diario trabajo de campo. El fuerte, prolongado y dañino invierno que ha caído sobre todo el territorio, ha provocado erosiones, deslizamientos, desbordamientos de ríos y quebradas y hasta pérdida de vidas humanas.

Con múltiples dificultades para transportar los productos agrícolas desde las fincas, explotación sale a relucir la explotación porque a través de intermediarios compran a precio bajo para venderlo más caro en los mercados, supermercados, fruterías y restaurantes. Esto choca con la inversión y la mano de obra en el cuidado de las plantas.

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Los cambios climáticos dan paso a las bajas temperaturas y con ello a las heladas que tienen en crisis a los campesinos de Nariño, sin que haya una solución a la mano que supere las millonarias pérdidas que se han registrado en varios municipios del sur. Se menciona que la mayoría de municipio que han sufrido ya estos fenómenos son aquellos que se encuentran a 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar.

Los cafeteros que por una parte celebran que el precio del grano a nivel internacional haya mejorado, pero por otra el café en varias zonas de este departamento no produjo ni la calidad ni la cantidad esperada y esto significa que también es pérdida. Pese a los pronósticos del Ideam anunciando la segunda temporada de invierno, en general los agricultores sostienen siguen confiando en Dios y no más.

El sector agropecuario clama una ayuda más directa al gobierno entrante para que se apersone del campo y aplique unas políticas claras sobre cultivo, cuidado, mercadeo e incentivos que los haga salir de esa lucha contra todo.

Por: Sofonías Rodríguez M.