Por: Ricardo Sarasty
En el evangelio de Lucas 12:13-21 se le la parábola del rico necio o avaro a quien lo heredado se le había multiplicado tanto que comenzó a preocuparse por no tener en donde guardar tanta riqueza por lo que decidió agrandar los graneros para ahí guardar todo cuanto tenía y así tranquilizar a su alma en cuanto podía ver asegurados los años venideros. No obstante Dios le recordó que era mortal y lo mas seguro era que esa misma noche tuviera que entregarle su alma al creador. Por estos días los colombianos han tenido que escuchar por todos los medios de información las explicaciones con las cuales los empresarios y comerciantes buscan demostrar, en favor de sus intereses, por qué las reformas a la salud, la laboral y de pensiones no pueden ser. Según ellos de lograr el gobierno sacar adelante las leyes que posibilitan esos cambios, Colombia se convertiría en un país inviable o sea en un país en donde ni los nacionales y menos los extranjeros estarían dispuestos a invertir en industria y comercio porque simplemente su capital no se multiplicaría tanto como para pagar salarios justos, garantizar el empleo permanente, atención en salud debida y una vejez con calidad de vida. Como en la parábola hablan de guardar para los años venideros y así no tener que preocuparse mientras disfrutan día tras día de sus bienes.
Por eso hablan de proyecciones económicas tasando rentas y ganancias mientras prevén tiempos difíciles y por si tienen que vivirlos entonces no hacen sino buscar lugares en donde asegurar esos excedentes que se niegan a compartir olvidándose, como el avaro, de que a lo mejor para cuando esas tempestades que anuncian lleguen posiblemente ya no estén y lo guardado con tanto celo lo mas seguro es que se perdido sin haber sido útil de verdad cuando se necesitaba y para ello debía de compartirse con los que participaron en su creación y rendimiento. Nada más reprochable que la actitud mezquina de aquellos que solo permiten que de su mesa se compartan las migajas y por ello reclamen para si la virtud de la generosidad, mas abominable todavía en un país como Colombia en donde de las dos terceras partes, solo una tengan los graneros grandes y repletas mientras las otras dos logran sobrevivir el día con lo poquito que les deja como pago y regalo de agradecimiento, por lo que exige que se le condiré magnánimo, de buen corazón.
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Ahora, cuando debería salir de verdad a relucir su grandeza, no solo se ocupan en ensanchar sus silos, sino que a la ves justifican su mezquindad diciendo que si ellos se empobrecen a los obreros les iría peor. Por lo que amenazan con el cierre de las fábricas, los almacenes, acabar con las fincas y cualquier otro negocio. Por lo que echarían a las calles a todos los que han trabajado para ellos sin tiempo determinado y pago acorde a los producido, pues avizoran su ruina. Por lo que, ante cualquier posibilidad de darse, prefieren proteger su riqueza ante el riesgo de tener que compartir algo en su justa medida. Por eso desean unas reformitas que terminen dándoles la tranquilidad del avaro de la parábola. La de poder pensar en los años venideros seguros y eso es lo único que les importa. Mientras participan en acciones bondadosas: dan regalitos a los barrios pobres en diciembre, mandan mercados para los damnificados por el invierno, participan en todas las campañas promovidas para llevar alegría en los tiempos difíciles a los que nunca han tenido ni tendrán nada. Surten los ranchos con cositas que nadie utiliza en sus casas como las cartillas “Nacho Lee”, que un radio noticiero nacional recolecta para llevárselas a regalar a los pobres niños de la guajira. @Risar0

