Luis Eduardo Solarte.

Comfamiliar: un fortín político

Por: Luis Eduardo Solarte Pastás

Carlo Marcelo Marcantoni Chamorro es el nuevo director de la Caja de Compensación Familiar de Nariño (Comfamiliar). Una entidad que afronta una difícil situación administrativa y financiera, razón por la cual tuvo que ser intervenida por la Superintendencia Nacional del Subsidio Familiar.

Tras el nombramiento de Marcantoni Chamorro, tanto los afiliados como los patronos y comunidad en general esperan que su gestión administrativa sea eficiente y vaya orientada a esclarecer en conjunto con las autoridades respectivas las irregularidades que se han denunciado al interior de la entidad y a encontrar sus responsables. Pero sobre todo, que también conlleve a buscar alternativas de solución viables y concretas a la crisis que hoy en día se presenta en Comfamiliar.

De antemano, se sabe que ese trabajo no es fácil, dado la gran cantidad de intereses de los diversos sectores de directivos y sindicatos que se mueven en Comfamiliar y que han que ésta perdiera el objetivo e importancia de estar al servicio y bienestar de todos patronos y los trabajadores afiliados.

Y uno de esos intereses que ha existido y existe en la Caja de Compensación desde hace varios años es el manejo político o, mejor, politiquero que se le ha dado y que no ha permitido que ella se consolide como una verdadera empresa rentable y autosostenible económicamente en el departamento de Nariño.

Por todo ello, el nuevo director tiene que ser consciente que en Comfamiliar no se puede continuar tolerando que los recursos públicos y privados se administren a la conveniencia de los directivos y que la ejecución de ciertos programas como de vivienda de interés social y prioritario, subsidios de desempleo, educación y recreativos, se les pretenda seguir dando algún tinte político-partidista.

Además, dada la gran trayectoria profesional de Marcantoni Chamorro tanto en sector público como privado, seguramente va a evitar que Comfamiliar continúe siendo un feudo político, en donde se acostumbraron a recibir órdenes externas para pretender beneficiar a determinada persona o grupo político mediante la ejecución de proyectos de interés general y la vinculación de personal.

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Es triste decirlo pero es la verdad: en Nariño, la entidad se ha convertido en la presa burocrática más apetecida que muchos quieren degustar, aunque sus ansias de poder e intereses individuales vayan en detrimento de los derechos de los afiliados.

Así las cosas y frente la injerencia política que se ha presentado en la toma de decisiones de Comfamiliar, cabe señalar lo que un día dijo la hoy exministra de trabajo, Alicia Arango Olmos, en el sentido de que este “tipo de organizaciones sean para los trabajadores y no un instrumento para los políticos y que los consejos directivos no pueden ser políticos sino de gente de calidad”.

En consecuencia, reiteramos, que en esta administración que se inicia con el director de Comfamiliar, Marcelo Marcantoni Chamorro, se conozcan de una vez por todas los resultados de las investigaciones en torno a las irregularidades denunciadas, se vuelva a enrumbar a la entidad hacia progreso y desarrollo institucional y se le quite el estigma que tiene de ser un fortín político y burocrático al servicio de ciertos congresistas.