Adiós a la soledad

Un viaje en autobús es vulgar. La gente con sus teléfonos sostiene conversaciones lamentables y parece empeñada en que los demás las escuchen.
Manuel Antonio Rosero.

Por: Manuel Antonio Rosero Trejo.

Con el avance de la tecnología se han invadido los espacios personales de toda nuestra vida y la comunidad ahora súper comunicada ha ido perdiendo todos esos escenarios íntimos en donde los seres humanos nos encontrábamos cara a cara y de alguna manera se sorprendía de sus propios temores y alegrías.

Es así como algunos espacios que servían de algún modo para una reflexión personal se van desapareciendo paulatinamente para siempre. Hace unos años, antes del internet y los teléfonos celulares, un viaje por tierra en un bus era un asunto de soledad. Claro, no necesariamente de silencio, ya que la música popular del conductor hacía parte del ambiente de estos recorridos.

Y cuando el vehículo se adentraba al universo de la noche, el pasajero se embarcaba en su propio viaje interior, en donde las sombras se posaban sobre el monte solitario y discurrían temblorosas tras las ventanillas como si fuera una película mirando cuadro a cuadro sobre el horizonte del paisaje.

Era lógico que las estrellas enmarcaban la silueta de las montañas que se asomaban en cada curva de la carretera, entonces el viajero recostaba la cabeza sobre el cristal polvoriento y entre el sueño y la vigilia sentía una mezcla de vulnerabilidad, melancolía y asombro ante un universo que pareciera estar por descubrir.

Ahora es otra cosa, un viaje en autobús es vulgar. La gente con sus teléfonos sostiene conversaciones lamentables y parece empeñada en que los demás las escuchen. Con sus auriculares puestos se le distorsiona la percepción del volumen de la voz y acaba divulgando sus miserias a todo el mundo.

La primera gran investigación sobre la relación entre internet y la soledad la realizaron Kraut y su equipo en 1998. Seleccionaron a 169 personas (de 73 familias) durante sus primeros dos años de conexión a internet. Los resultados fueron preocupantes porque los investigadores descubrieron que, aunque el uso de la red era fundamentalmente comunicativo, existía una disminución en la comunicación familiar, un empequeñicimiento de los círculos sociales y un incremento de la depresión y la soledad. También descubrieron que a mayor uso de internet, mayores eran sus efectos.

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