Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera
En dos días estaremos despidiendo este año 2022 y recibiendo un nuevo calendario, el tránsito en las calles, el ambiente en todas las ciudades y las sensaciones de la mayor parte de personas no es la misma, con la llegada de un nuevo año viene consigo la posibilidad de cambiar de aire, de mejorar, de esa famosa “prosperidad” que se nombra siempre pero que, rara vez se siente y disfruta.
Con ansias esperamos que el próximo 2023 venga cargado de cosas buenas no solo personales, sino para toda la sociedad, este año ha estado marcada por un irracional guerra en Ucrania, que independientemente de quien tenga la razón, a afectado el mundo entero, encareciendo productos, atentando con la tranquilidad mundial y reviviendo ese fantasma nefasto del genocidio y demás, si bien es cierto este enfrentamiento bélico es un pulso entre las potencias de siempre, la afectación civil es de gran magnitud, razón ponderable para pedir, en medio de los deseos de fin de año, el final de este conflicto.
En un plano más nacional, por fin, después de un prolongado gobierno de la “derecha”, llego un gobierno con otras ideas a la Casa de Nariño, no gracias a los votos de los caciques de los partidos políticos tradicionales y no tan tradicionales, sino al clamor de las personas, Gustavo Petro se posesiona en el sóleo de Bolívar llevado por las personas que se cansaron del tape y siga, de las coimas, de las roscas y demás, si bien es cierto, algunas situaciones que la sociedad colombiana padecía han mejorado, también es preciso decir que hay cosas, que por lo visto, ni a palo cambiaran, como la llegada a los ministerio de gente sin las capacidades mínimas para estar al frente de ciertas carteras, o el repugnante nepotismo que pone funcionarios para asegurar la gobernanza, así estos personajes sean de nuestra región, mantendré mi punto de vista, son personas sin escrúpulos, descaradas y faltos de criterio, no puedes gritar a los cuatro vientos que un candidato representa la hecatombe para Colombia, y después terminar siendo empleado de ese gobierno, eso demuestra la “calidad” de estos personajes nefastos.
A nivel regional lastimosamente el 2022 fue un año en donde poco y nada se hizo por la población nariñense y pastusa, las vías siguen igual, el precio de los productos de la canasta familiar está por los aires, la delincuencia se ha tomado las calles de nuestros municipios y no pasa nada, pareciera que todos, en épocas pre electorales quieren no hacer para que, cuando lleguen las contiendas para llegar a ocupar los puestos de liderazgo a nivel de departamento y municipio, las mismas promesas de antaño se repitan, apoyar la industria, volver a Tumaco un puerto que permite solventar las dificultades que tiene Buenaventura, voluntad política para conectar Pasto con Mocoa con una carretera digna, acabar por fin la vía Junín – Barbacoas, apoyo a nuestros campesinos y demás promesas que se han vuelto un cliché de las elecciones regionales desde la Constitución del 91.
Con verdadera esperanza espero, no con la que busca la alcaldía vestida de todos los colores, sino con la esperanza nacida de lo más profundo de mi ser, que el 2023 sea un mejor año para todos, que todos los deseos se vuelvan realidad, que la mejor Colombia, Nariño y Pasto por fin sea palpable, para que vivamos como lo merecemos, en una sociedad justa y en paz.

