Sofonías Rodríguez.

Campesina, artesana y maestra

Esos títulos junto a sus acrisoladas calidades humanas se conjugan alrededor del nombre de una mujer soñadora y optimista que nació en un hogar humilde de la vereda San Antonio, municipio de Sandoná y desde muy niña aprendió de su madre a tejer sombrero de paja toquilla, pero que en poco tiempo su vida dio un gran giro, cuando comenzó a elaborar individuales y otros productos.

Es María Estela Cabrera Erazo siempre agradecida de Dios por  todo y porque que el gremio artesanas de Nariño, o entidades como artesanías de Colombia desde un principio se fijaron en ella para brindarle, reconocimiento y apoyo a su labor. Con ello ha hecho presencia en ferias regionales, nacionales e internacionales. En Chile fue proclamada como la Reina de las artesanas.

También ha estado en Ecuador, Perú, Francia y Alemania donde tuvo la oportunidad de  ser   considerada como la “Maestra Artesana” por excelencia y de  ser bien calificados sus trabajos, además de haber compartido momentos con altas autoridades de otros países y de  intercambiar experiencias con los más cotizados diseñadores tanto de Colombia como del extranjero.

 

«Coyuntural resulta este homenaje a la campesina, artesana y maestra, que está siendo víctima de maltrato y de abusos que mancillan su nombre y pretenden minimizar su labor».

 

Hace una semana el Servicio Nacional de Aprendizaje 2.022, le hizo un reconocimiento como el Mejor Emprendimiento Naranja, Artesana, premio que se suma a otras distinciones que ha recibido y que según ella la comprometen con el arte especialmente en lo que corresponde al tejido en paja toquilla, quien además  advierte que pese a las dificultades de todo orden ha podido salir adelante.

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Hoy tiene el taller  “María” tomando su primer nombre y que como  pequeña empresa tiene alrededor de ochenta y dos jóvenes  mujeres  que se inician como tejedoras de sombreros y que con  la práctica van diversificando de acuerdo a los diseños que crea con singular habilidad la Maestra María Estela.

Valgan quizá unas pocas líneas para exaltar a una mujer  que le ha dedicado tiempo, creatividad e ingenio para continuar en su obra y en el propósito de mantener  viva la llama del quehacer artesanal que  sigue siendo insignia de gente laboriosa. Es además una de las 50 lideresas que en Colombia son defensoras de los derechos humanos.

Coyuntural resulta este homenaje a la campesina, artesana y maestra, con la difícil situación de la mujer colombiana que está siendo víctima de hechos violentos, de maltrato y de  abusos que mancillan su nombre y pretenden minimizar su  abnegada labor desde el hogar, el campo, o el sector empresarial. Con ella, nuestro respeto y admiración a la mujer nariñense.

Por: Sofonías Rodríguez M.