Hoy debe recordarse que el 31 de julio de 1862, día en que se presentó la batalla de las Gradas de Tulcán entre las fuerzas de la confederación granadina, comandadas por don Julio Arboleda y militares pastusos y las del Ecuador dirigidas por el presidente García Moreno, resultando vencedoras las tropas colombianas.
Al respecto cabe resaltarse que en Colombia el gobierno del conservador Mariano Ospina Rodríguez se vio enfrentado a una sublevación liberal encabezada por el gobernador del Cauca Tomás Cipriano de Mosquera en 1860, rebelión que rápidamente se convirtió en una guerra civil en todo el país. Numerosas batallas se libraron antes de que las fuerzas liberales tomaran la ciudad de Bogotá en 1861, capturaran al presidente y proclamaran dictador al general Mosquera.
No obstante, numerosos jefes conservadores estaban ansiosos de recuperar el gobierno. Entre ellos se destacaba el poeta don Julio Arboleda a quien los demás jefes del conservatismo habían erigido como presidente, todo en medio de la guerra civil, de la conflagración.
Mientras tanto, en Ecuador el presidente Gabriel García Moreno, de creencia ultra católica, imponía un gobierno centralista, fuerte, cuasi dictatorial y deseoso de grandeza.
Analizando las causas de la guerra se presentan diferentes visiones, porque al respecto difieren los historiadores colombianos y ecuatorianos; para los primeros se trató de una invasión dirigida por el presidente García Moreno con el fin de modificar las fronteras, para los segundos las fuerzas conservadoras incursionaron en territorio de Ecuador en persecución de algunos liberales.
En desarrollo de la guerra internacional, se dio un hecho casi anecdótico, de fantasía.
El genera Vicente Fierro, jefe del Resguardo de Rumichaca del Ecuador, trató de impedir la llamada invasión de Colombia. Fue entonces cuando fue agredido por el comandante colombiano Matías Rosero, alias Rapaduro.
A esa afrenta respondió García Moreno con un ataque con sus hombres armados, Así, un ejército de 1.200 hombres atacó a los colombianos.
El ejército de Julio Arboleda era de 900 soldados, con una formación que presentaba una Primera Columna al mando por el coronel José Antonio Eraso, pastuso, y la Segunda Columna por el Intendente de Pasto, el coronel José Francisco Zarama, también pastuso.
La batalla propiamente dicha se dio en las calles de Tulcán, capital de la provincia del Carchi, en Ecuador. En esas condiciones se dio el enfrentamiento, por lo cual la superioridad numérica de Ecuador quedó anulada.
Mientras Arboleda creaba un estado de confusión en la vanguardia, el Mayor Matías Rosero localizó a García Moreno y tras un corto enfrentamiento con su escolta le dejó indefenso y lo capturó. Cayeron prisioneros García Moreno, su estado Mayor y la oficialidad. Con gran generosidad Arboleda los puso en libertad y celebró tratados con el presidente ecuatoriano, que éste después no cumplió.
Rápidamente las fuerzas ecuatorianas se disolvieron mientras Arboleda y sus fuerzas se adueñaban de toda la ciudad. De inmediato se celebró un tratado de paz mediante el cual a García Moreno y a todos los ecuatorianos capturados les concedían la libertad.
La decisiva importancia de la participación de los comandantes pastusos, José Antonio Eraso y José Francisco Zarama, fue reconocida con su ascenso a Generales.
Ya sobre la historia cabe recordar que el legislativo ecuatoriano prohibió a García Moreno, inmiscuirse en asuntos internos de Colombia y que ese mismo año Arboleda fue asesinado en Berruecos, Nariño.
Por: Guillermo Alfredo Narváez Ramírez