Chucho Martinez

Videopolítica

Las redes sociales son el nuevo protagonista en estas elecciones, mismas que ya actuaron en EE.UU. con Trump, El Salvador con Bukele y se presenta en la guerra ciberespacial. La internet ha simplificado los conceptos de tiempo y espacio.   “No hay política sin medios y no hay medios sin política”. Las comunicaciones de masas han permeado tanto la política que parece una función inalienable de las actividades públicas y privadas de nuestra cotidianidad. Pero una cosa es vivir con los medios y otra vivir para ellos. El problema es entender a los medios como instrumentos o como escenarios exclusivos de la política que determinen nuestras decisiones.

Asistimos a la construcción de nuevas ciudadanías digitales que a diferencia de los medios tradicionales de comunicación que son unidireccionales, aquellas son multidireccionales en las que, en tiempo real, los internautas son emisores y receptores de la información, son corresponsales y analistas de la coyuntura situacional más que del fondo de los fenómenos. Pareciera que llegamos a la democratización de las comunicaciones lo cual solo es posible si se reconocen sus avances y limitaciones en su papel de intermediación entre segmentos de la sociedad y entre estos y los grupos de poder e interés. La tarea es consolidar una cultura democrática de una sociedad informada, deliberativa, organizada y participativa, que equilibre la tendencia a la concentración en manos de pocos propietarios de los medios que justifican el abuso de poder y manipulan la opinión para favorecer sus intereses políticos y económicos.

 

«El problema es entender a los medios como instrumentos o como escenarios exclusivos de la política que determinen nuestras decisiones».

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Es una nueva praxis que Habermas llama “Acción comunicativa” en la que integra la filosofía del lenguaje con la explicación sociológica en una teoría crítica del capitalismo moderno. La acción comunicativa es la interacción entre los sujetos capaces de comunicarse lingüísticamente y de efectuar acciones para establecer una relación interpersonal. Lo trascendente es que nos lleve a una sabiduría emancipadora social basada en el uso del lenguaje y su razón subyacente que no puede ser determinada por la racionalidad tecnológica. Esto demanda de una ética comunicativa para consolidar la deliberación pública como una práctica política que oriente a la sociedad hacia una realización integrada y emancipadora. Esta acción comunicativa y comprehensiva de la sociedad le apuesta a interpretar y cambiar los “sistemas” y el “mundo de la vida”.

Por: Chucho Martínez