Manuel Rosero

A las madres ausentes

El Día de la Madre es una de las festividades más especiales que tenemos en nuestro calendario, y es que con la llegada del mes de mayo en miles de hogares se aprovecha para hacer un homenaje a todas las madres del mundo.

Durante esta pandemia fuimos muchos quienes perdimos a nuestra madre, y en mi caso a la mamá Luz, y a veces las palabras no alcanzan para expresar el inmenso dolor que sentimos tras una pérdida, a veces solo desearíamos volver el tiempo atrás para poder brindarle un último abrazo o un último beso.

Desde tu partida no hago más que preguntarme qué te gustaría a ti que yo hiciera con mi vida, con mis sueños, con mi futuro pero también con mi presente. Me enseñaste que hay que labrar la vida como el agricultor a la tierra para poder recoger la cosecha, y esa cosecha, madre, deseo recogerla junto contigo algún día, cuando así Dios lo permita.

Dame fuerzas para llevar adelante mi objetivo de vida, y muchas gracias por ser una madre tan especial, merecedora de todos los halagos que en el mundo pudieran existir. Lo hiciste muy bien, mejor de lo que te pudiste imaginar. Miro al cielo y busco tu sonrisa pero no la encuentro, igual estás muy cerca de mí y no me entero, un año sin ti es demasiado.

Muchos como yo han sufrido la ausencia de ese ser tan maravilloso que es la madre, pero muchos más la tienen con vida y tal vez no valoren esa joya preciosa que el día que les falte invitará a pensar en lo mucho que pudieron darle en su momento, amor, cariño, comprensión apego, saber que tenemos hijos nos llena, pero recibir de ello la reciprocidad de unos sentimientos antes aportados, dedicación, esfuerzo, no es una paga, es una premiación en justa recompensa.

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Porque a pesar de cualquier ausencia física siempre estarán al lado nuestro, como la mamá Luz, con cada sonrisa que nos quitan al recordar sus anécdotas, con cada lágrima que nos arrebatan esas reuniones familiares en que nos gustaría que estén acompañándonos, porque es imposible borrar los recuerdos pero aún más es imposible quitar ese inmenso amor que solo nuestros padres supieron hacer crecer en nuestro corazón.

A todas las madres del mundo que ya no están a nuestro lado, con toda seguridad en este día sus hijos les tendrán un lugar muy especial en sus corazones.

Por: Manuel Antonio Rosero Trejo