Tuve la oportunidad de participar en Bogotá de un encuentro con indígenas del bajo Cauca, de los Pastos, Awá y Sinúes, convocados por la embajada del Canadá y de Humanity & Inclusión.
En el evento había una participación de un 85% de mujeres y únicamente un 15% de hombres. La razón por la cual se observaba esta diferencia, radica en el hecho que estaban cerrando un programa dedicado al empoderamiento de las mujeres indígenas, quienes tradicionalmente vienen siendo discriminadas desde el punto de vista social, político, laboral y económico.
Escuché con mucha atención sus quejas, pero también cómo gracias a la capacitación de esta ONG, empezaban a perder el miedo y a asumir nuevas y más responsabilidades, que les facilitan asumir roles que antes eran exclusivos de los hombres.
Hoy hacen parte de la guardia indígena, asumen cargos de dirección dentro de sus organizaciones, al punto que son nombradas gobernadoras de sus resguardos o caciques dentro de su organización comunitaria.
En resumen, observé que ellas están empoderadas, hoy dejaron de estar sumidas bajo yugo de sus parejas, para asumir sus propios destinos y responsabilizarse de la dirección de sus hogares y comunidad en general.
Si su pareja no responde, ellas asumen el liderazgo en sus hogares y siguen adelante. Escuche, cómo tenían que enfrentar en sus territorios las embestidas de los grupos al margen de la ley y de las organizaciones dedicadas al narcotráfico que desafortunadamente han llegado a imponer su ley por las armas.
En el grupo asistente hablé con mujeres que han logrado profesionalizarse en la docencia, el trabajo social, enfermería, abogadas, médicos etc., hecho que les permite ver el mundo de manera diferente. Si bien la sociedad de consumo les ha impuesto nuestra forma de vestirse al punto de pasar desapercibidas, en su corazón se sienten orgullosas de sus costumbres y orígenes y luchan por el mejoramiento de sus resguardos y el bienestar de sus comunidades.
Mañana que conmemoramos el Día de la mujer trabajadora, hago llegar nuestra voz de admiración y respeto para quienes construyen desde su visión, una nueva Colombia, más equitativa y justa para todos.
POR VICTOR RIVAS MARTINEZ.

