Hace 8 días inicié a exponer mis argumentos del porqué muchas de las campañas políticas que en el momento enfilan sus recursos a todo nivel para llegar a ostentar los escaños de nuestro legislativo, podrían ser tildados de publicidad engañosa desde el punto de vista del derecho comercial, aclarando por supuesto, que dicha analogía tristemente no se puede llevar a la realidad, aunque el mérito para hacerlo es innegable.
Y es que a medida que las elecciones del próximo 13 de marzo se acercan, más y más son los apuntes jocosos de quiénes buscan llegar al Congreso de la República. Están los que, sin importar las normas del Código de Policía, pegan afiches en postes, acción que está prohibida rotundamente en el artículo 140 de la norma en mención, muy a pesar que en sus slogans y demás se posicionan como respetuosos de las leyes y cumplidores de la norma… pero bueno, no sé qué sea peor, si pegar en los postes de energía, publicidad, o prometer postes de luz a cambio de sufragios.
También están quienes en su publicidad se autoproclaman como defensores de las personas en situación de discapacidad y dicen gestionar con amor… no obstante, son los primeros en apoyar leyes lesivas en contra de la salud de todo el pueblo, y lo mejor de todo, sus votantes defienden a capa y espada a los doctores y doctoras sin doctorado, a cambio de un sándwich o un jugo que reciben en reuniones.
Y en esta gran carpa de las estrategias no olvidemos los que creen que por tomarse una foto con una figura de la política nacional creen que llegarán a tener el apoyo necesario para llegar al Congreso; señores votantes, esa imagen es una clara muestra que estos políticos no son nadie y solo van a ganar indulgencia con avemarías ajenas.
No podemos olvidar a quienes, en medio de la carestía en la que nos encontramos, se dan el lujo de abrir varias sedes de campaña, muestra inequívoca que la crisis la viven los pobres, mientras que los poderosos engrosan sus fortunas en islas con nombres exóticos creando fundaciones y corporaciones que de la noche a la mañana aparecen en la escena de la contratación estatal con un inigualable musculo financiero.
En las pancartas se lee la palabra “renacer” como el mejor impulsor en medio del ejercicio político, llevo más de 30 años escuchando cada periodo electoral, que Nariño Renace, pero seguimos con los mismos caminos de herradura, con una salud rogada, una calidad de vida que parece más caridad para la vida, una educación desfinanciada, una realidad sofocante que no cambia, sino que se agrava con el paso de los calendarios; o será que quienes escogemos para llegar a representarnos a nivel nacional nunca han hecho nada y solo pretenden alcanzar estos cargos para su propio provecho olvidándose de sus electores, los mismos que meses atrás publicaban banderas de Colombia en apoyo al paro, o gritaban arengas en contra de la desfachatez del gobierno y que ahora se aglomeran en las sedes y reuniones políticas apoyando a estos adalides de la “ingestión”.
Por: Mauricio Fernando Muñoz Mazuera

