Emilio Jiménez Santiusti.

Oye, nariñense… Preocúpate

No entiendo la falta de unión de los nariñenses para rechazar decisiones que afectan el desarrollo de la región. Es inexplicable ver la calma al momento de recibir noticias tan nefastas como la de dilatar la construcción de la doble calzada Pasto-Popayán. Independientemente de los esfuerzos y de las decisiones que se den en los próximos días al respecto, no comprendo por qué no se preocupan y ponen el grito en cielo.

Hay temas que se hacen virales y todos los comparten en las redes sociales, por ejemplo, el paisano que pasó en las audiciones de la Voz Colombia o el concejal que piensa que no es cosa del otro mundo una violación a una menor. Lo anterior se hizo público y está bien, sin embargo, cuando se afecta nuestro desarrollo, ahí sí solo salimos unos pocos a defender la dignidad nariñense.

No se necesita ser un experto en economía para concluir que el progreso de una región depende de la industria, y esta arranca o se sostiene con vías de acceso, vías que aquí son una vergüenza tanto por aire como por tierra. Por eso no somos un departamento competitivo; pareciera que a los gobiernos les conviene tener a Nariño abandonado.

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Ya nos dimos cuenta de que el pueblo es el que manda, que el constituyente primario sí tiene poder; entonces, ¿por qué no se convoca a una marcha pacífica? o ¿por qué no se inundan las redes sociales rechazando las últimas decisiones sobre la doble calzada Pasto-Popayán?, incluso, le ayudaría al gobernador a sustentar sus peticiones.

Quienes no dicen nada al respecto, son los mismos que agradecen al gobierno por la remodelación del aeropuerto y la construcción de la doble calzada Rumichaca-Pasto, obras que van bien, pero ¿es justo hablar de estos proyectos en pleno 2021? Por algo dicen que Colombia inicia en Popayán.

Por: Emilio Jiménez Santiusti.