El Deportivo Pasto volvió a ser noticia a nivel nacional e internacional esta semana. Pero no porque haya obtenido o ganado un campeonato de reconocida importancia, sino por la carta que los jugadores le enviaron al presidente del equipo para informarle que no jugarán hasta que les paguen los salarios correspondientes a los meses de julio, agosto y septiembre y la seguridad social de todo el año.
Pero más allá de los acuerdos laborales a que se llegue entre el presidente y dueño del equipo, Oscar Casabón, con los jugadores para conjurar el anunciado cese de actividades, lo cierto es que la posición asumida por los integrantes de la “escuadra volcánica”, es el reflejo de la crisis económica que enfrenta desde hace varios años y que lo ha mantenido alejado de los primeros lugares del campeonato profesional colombiano.
Para nadie es un secreto saber que la participación de un equipo de fútbol en el rentado nacional, si pretende mantenerse en el tope o en el punto intermedio de la tabla clasificatoria, requiere de grandes recursos económicos para pagar salarios exorbitantes a jugadores y cuerpo técnico, realizar traslados y concentraciones, contar con escenarios y estructuras adecuadas para su funcionamiento.
Es por ello, que hoy se reclama el establecimiento de verdaderas empresas que tengan capacidad de administración del recurso humano de deportistas y técnico, y, sobre todo, que cuenten con un auténtico poder de gestión.
Pues, de esta manera es factible cumplir con el objetivo de un excelente o buen desempeño competitivo en un campeonato para no defraudar a sus asociados o accionistas y, en especial, a seguidores.
Sin embargo, muchos de quienes han estado o están al frente del manejo administrativo del Deportivo Pasto, dan la sensación que desconocen que el fútbol como deporte profesional es en realidad una empresa.
Sí. Una empresa que puede producir beneficios por la venta del espectáculo deportivo, la comercialización de marcas, operaciones financieras con competencias, transacciones sobre derechos deportivos de jugadores, producción industrial de implementos deportivos, etc., para que se llegue a sustituir la intervención o la ayuda del gobierno en determinados casos.
Lastimosamente, dada la estructura jurídica que tiene el Deportivo Pasto de ser una organización sin ánimo de lucro, hace que no sea una empresa rentable y responsable frente a terceros (jugadores) porque su capital de trabajo son sólo aportes y no capital social.
Estas circunstancias conllevan a que se entre a revisar su naturaleza legal y se comience a pensar enserio en una empresa comercial como tal, la cual puede ser, por ejemplo, una sociedad limitada o la anónima que tienen ánimo de lucro para sus socios y accionistas; pero que, al mismo tiempo, ocasionan responsabilidad a sus gestores por las obligaciones contraídas.
Por consiguiente, se hace urgente estudiar la posibilidad que el Deportivo Pasto, se convierta en una auténtica empresa comercial y deportiva productiva para que ‘el presidente eterno’ deje a un lado el triste espectáculo de siempre de pregonar a los cuatro vientos, el reiterado déficit financiero de la Asociación cada vez que no pueden pagarles a los jugadores.
Por: Luis Eduardo Solarte Pastás

