EDITORIAL

ROBO A LAS TIC NO PUEDE QUEDAR IMPUNE

No resistió la ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones TIC Karen Abudinen el peso del tremendo escándalo que cayó sobre ella, por el contrato que suscribió con la Unión Temporal Centros Poblados donde en estos momentos hay embolatados 70 mil millones de pesos que equivalen a $1.07 billones y ayer a petición del presidente de la República, Iván Duque Márquez, presentó la renuncia a su cargo.

Su dimisión era de esperarse, ante la serie de irregularidades y negligencias que se fueron descubriendo a medida que avanzaban las investigaciones en torno a este contrato que buscaba dotar de tecnología a gran parte de las escuelas públicas situadas en las zonas rurales del país.

Nariño, al igual que la gran mayoría de los departamentos colombianos, figuraba en este ambicioso emprendimiento considerado uno de los proyectos bandera de las TIC, pero lamentablemente todo se quedó en veremos ante el engaño perpetrado por la mencionada unión temporal.

 

«Los abanderados de la corrupción, hincaron sus dientes en las TIC y provocaron un daño enorme a    los proyectos que se estaban realizando en el país, incluido nuestro departamento de Nariño, en perjuicio de miles y miles de pequeños estudiantes de los sectores rurales de Colombia».

 

De verdad, de acuerdo con las investigaciones que se han realizado hasta el momento desde el principio todo fue un engaño, un entramado cuyo único objetivo fue el apoderarse de los dineros del Estado y en el marco de esas trapisondas los señores de Centros Poblados presentaron garantías falsas, con lo que lograron que se les entregara el anticipo de los 70 mil millones de pesos.

Lamentablemente, los errores se pagan y en este caso a Karen Abudinen le tocó pagarlos bastante caros, puesto que finalmente no le quedó otra alternativa que renunciar a su cargo, a consecuencia de una situación que se le había vuelto insostenible; que se agravó con el debate de moción de censura, donde a pesar de su defensa que giró en torno a la conjura criminal y  a manifestar que se estaban haciendo las diligencias para recuperar el dinero,  la ministra TIC fue blanco de despiadados ataques, algunos de los cuales estuvieron en los límites de los agravios y los insultos, además del también feroz  bulling que se le comenzó a hacer con su apellido el cual se extendió  a nivel nacional a  través de las redes sociales.

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Fue comprensible entonces, que la ahora exministra Karen Abudinen, no tuviera más camino que tirar la toalla como se dice de manera popular y diera un paso al costado. En ese sentido, nos parece lamentable que se hubiera tenido que ir por la puerta de atrás, luego de una gestión en la que tuvo la oportunidad de sacar adelante importantes proyectos como Gobierno digital, dominio co, talento digital y Colombia 4.0 mientras que se le quedaron en el tintero las ayudas para el sector de las comunicaciones afectados por la pandemia de la Covid-19, así como la licitación para la entrega de frecuencias de internet 5G.

Ahora lo importante es que se puedan recuperar los miles de millones de pesos que en estos momentos se encuentran perdidos, puesto que este robo o timo descarado en detrimento de las TIC no se puede quedar impune.

Los abanderados de la corrupción, hincaron sus dientes en las TIC y provocaron un daño enorme a    los proyectos que se estaban realizando en el país, incluido nuestro departamento de Nariño, en perjuicio de miles y miles de pequeños estudiantes de los sectores rurales de Colombia.

Por ello, de manera obligada, los responsables de este gigantesco atentado en contra de los recursos del Estado, tienen que ser identificados, expuestos al escarnio público y pagar por su mega estafa que casi acaba con un ministerio.