El capítulo 6º de La alegría del amor es dedicado por el papa Francisco a sugerir algunos temas pastorales para tener en cuenta dentro del pastoral familiar.
- Anunciar el Evangelio de la familia hoy
La opción por «un amor fuerte, sólido, duradero, capaz de hacer frente a todo lo que se le cruce por delante» (AL, 200), sigue siendo hoy tan válido como antes y como lo será siempre. Anunciar la buena noticia del amor matrimonial hoy es una misión muy necesaria, sin ingenuidad, sin esconder las dificultades, pero resaltando sus bondades, pues este “evangelio de la familia” responde a los anhelos profundos de la persona, que incluyen un proyecto de vida compartido, de comunión y fecundo, no sólo en los hijos sino en una vida plena de amor.
El Papa recuerda la necesidad de involucrar en esta tarea a tantas parejas que han tenido éxito en sus proyectos de familia y se convierten en testigos que animan, inspiran y muestran que sigue siendo un camino, no solo deseable sino también posible en nuestros días.
- Guiar a los prometidos en el camino de preparación al matrimonio
La Iglesia, desde el Evangelio, sigue teniendo una palabra qué decir a los hombres y mujeres que una relación de noviazgo empiezan a contemplar la posibilidad de una vida juntos. Es una misión digna de asumir. En efecto, el Santo Padre invita a las comunidades cristianas a acompañar ese camino de amor de los novios (Cf. AL, 206).
Que las parejas de novios sientan el apoyo de una comunidad que les tiende la mano y les facilita espacios de orientación y discernimiento, representa un servicio que fortalece el proyecto de vida que ellos empiezan a construir, pero que al mismo tiempo enriquece la vida misma de la comunidad eclesial. Esta ayuda debe enfocarse en que los novios «asuman el matrimonio como una vocación que los lanza hacia adelante, con la firme y realista decisión de atravesar juntos todas las pruebas y momentos difíciles» (AL, 211).
- Acompañar en los primeros años de la vida matrimonial
Los primeros años de matrimonio son claves para afianzar la vida de pareja con miras a un proyecto duradero. Es claro que el tiempo de noviazgo no es suficiente y en el inicio es muy provechoso el acompañamiento, pues «el matrimonio no puede entenderse como algo acabado» sino como una construcción permanente, de cada día, de todos los días.
El Papa, a propósito de lo anterior, sugiere que desde la Iglesia se abran espacios para que parejas de recién casados «se sienten a dialogar» junto a otros recién casados y parejas con experiencia que los inspiren.
Continuaremos.
Por: Juan Carlos Cárdenas Toro