P. Narciso Obando.

¿Juventud sin presente ni futuro?

En los últimos años estamos haciendo frente a la falta de valores en la sociedad y en las relaciones humanas. Estas conductas son antisociales y deshumanizadas, pero desafortunadamente están instaladas en nuestro ser como patrón común.

Con profunda tristeza observamos que esta tendencia se ha enraizado principalmente en muchos jóvenes, que hoy en día carecen de valores y les falta educación en el trato interpersonal. En general hay una manifiesta ausencia de valores tan loables como: Esfuerzo, sacrificio, constancia, disciplina, respeto, ilusión, motivación y dedicación.

La juventud actual se retuerce en un callejón sin salida. En los últimos años el número de jóvenes que ni estudian, ni trabajan, van en aumento, esto debido a que no cuentan con un proyecto de vida viable a corto, mediano y largo plazo. La gente joven se ha ido llenando de pasividad. No quiere esforzarse, le aburre el estudio, odia el trabajo. Es lamentable ver cuanta juventud deambula por esta vida sin ningún objetivo y sin ningún tipo de valor.

Consumo de alcohol y de drogas, agresiones sexuales, indisciplina y violencia escolar, abandono prematuro de las aulas, y rebeldía sin freno hacia los padres, características de la juventud de hoy. En definitiva, desorientación y desequilibrio. Es la radiografía de un elevado porcentaje de jóvenes que no encuentran su sentido y que, por lo llamativo y alarmante de su conducta, difuminan la normalidad con que otros jóvenes viven su adolescencia y juventud. La causa, el por qué. Es el pésimo sentido de la vida de los que se dejan llevar por la corriente.

La devaluación de la cultura del esfuerzo, la escasa relación de las familias con la escuela, el desprecio de la autoridad del profesor forman un conjunto de factores contrarios al éxito académico. La desorientación de los jóvenes conduce a la desconfianza, la depresión y la ausencia de valores así como al conformismo.

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En la actualidad por las nuevas tecnologías como es Internet y celulares, han logrado que los jóvenes vivan en su mundo, perdiendo contacto con la sociedad, la familia, y de esta manera el interés comunitario, dando sólo importancia a lo que les pertenece, lo demás no les interesa.

Odian el silencio, porque quedarse solos ante sí mismos, les produce el vértigo de un abismo del alma que les aterra. Es necesario, urgente, llenar ese abismo con las redes sociales, para matar la soledad vacía. Para remedio más de fondo están las drogas y sus paraísos artificiales de felicidad, la única felicidad que conocen: El placer. Pero son paraísos efímeros que exigen cada vez más frecuencia y dosis más altas. Un día, un cálculo mal hecho o alguien que les vendió una dosis más pura… y allí quedarán, muertos sus sueños e ilusiones.

Todas estas actitudes de odio, egoísmo, violencia, indiferencia ante el prójimo, etc. deben ser cambiadas con urgencia. Es ya imprescindible hacer renacer los valores que se encuentran dentro de cada conciencia humana por naturaleza y que no han sido despertados.

Por: Narciso Obando López, Pbro.