La pandemia del nuevo coronavirus definitivamente ha cambiado muchas cosas, como los hábitos de higiene, las costumbres y hasta la forma de buscarse el sustento diario.
Ahora es común ver en varios puntos de la ciudad de Pasto, y creo que del departamento de Nariño y del país, locales o tiendas improvisadas de venta de frutas y verduras que antes de la cuarentena, con algunas excepciones, solo se podían comprar en los mercados como el de Los Dos Puentes, El Tejar o El Potrerillo.
Hasta los dos primeros meses del 2020, cuando la vida todavía transcurría con normalidad y no nos imaginábamos lo que se nos iba a venir con lo del Covid-19, los ‘fruver’ (frutas y verduras) no eran tan comunes.
Estos negocios donde se expenden los productos del campo se han convertido en una alternativa de trabajo para aquellas personas que antes tenían otro empleo o se dedicaban a otros negocios, pero que debido a la pandemia lo perdieron. También ha sido la oportunidad para otros que no tenían un oficio definido improvisaran un lugar de sus casas para vender productos del campo. Como dice el refrán: no hay mal que por bien no venga.
Tener cerca a nuestras casas estas tiendas de productos de primera necesidad nos ha evitado desplazarnos hasta los tradicionales mercados de la ciudad a quienes por nuestro trabajo o para evitar contagios no podemos hacerlo.
No podemos compararlos con los de otras ciudades como Bogotá, donde estos prácticamente se han constituido en una cadena. Los de aquí apenas están despegando como pequeñas empresas familiares que, con el tiempo, aun cuando termine la pandemia, seguirán creciendo a medida que se vaya expandiendo la ciudad.
Para bien o para mal esta situación de emergencia sanitaria ha cambiado nuestras vidas, por eso debemos adaptarnos a las nuevas formas de producir, de trabajar y de relacionarnos con los demás. Si una de esas formas es montarnos un expendio de verduras y de frutas en nuestro barrio, entonces saquémosle provecho.
Pero no solo se han puesto de moda los ‘fruver’, también lo han hecho las ventas ambulantes de estos productos de alta demanda y los mercados campesinos en los parques o zonas verdes.
Por: Edgar Enríquez.

