Miedo, bronca e incertidumbre

Cómo somos de sugestionables… ¿Se acuerdan? Desde que pisó suelo colombiano esta cruel pandemia hubo de inmediato un cambio brusco en el estado anímico de la gente, situación que llevó a casi toda la población a vivir angustiosos momentos y en muchos casos hasta llegar a imaginarse lo peor.

Claro, dando mayor credibilidad a comentarios de calle o de vecindad que a informaciones oficiales de autoridades gubernamentales y de salud, de inicio pesaron más toda una serie de conceptos que a la vez nos llenaron cabeza de mitos y de prejuicios que empeoraron nuestra actitud personal. Y así fuimos presa fácil del miedo, la bronca y la incertidumbre.

Muchos sin haberse enfermado y aún asintomáticos dibujaron en su mente la imagen de la la muerte y en su mente afloraron tantos interrogantes sobre el porqué un virus tan agresivo que se estaba llevando innumerables y valiosas vidas humanas. Un considerable número de compatriotas contrario al texto bíblico, llegaron a creer que pudo haber llegado el apocalipsis.

 

«Sólo con la fe en el que todo lo puede y la esperanza que nunca se pierde, procuremos sacudirnos de estos tres por ahora enemigos que nos siguen atormentando y seguro vendrán mejores días”.

 

Pero inocultables en toda la población cobraron valor el miedo, la bronca y la incertidumbre como los tres enemigos del hombre en este tiempo, amén de que se hayan presentado otros factores por la misma causa. El encierro fue como la primera voz de alerta y como el anuncio que los adultos mayores sobre todo estaban en un alto riesgo.

Siguiendo con nuestro tema, digamos que el miedo para algunos es una sensación de angustia, provocada por la presencia de una peligro real o imaginario. En otros criterios se trata de un estado emocional que surge como respuesta de la conciencia ante una situación de peligro. Y la verdad es que a nivel general, se ha tenido miedo. Con el tiempo ha ido disminuyendo, pero todavía hay.

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Bronca es rabia y quién no ha tenido con este mal que tanto nos ha afectado y se ha llevado consigo a familiares y amigos, además de haber traído perjuicio para el empleo, el comercio, la economía. No obstante estar ya vacunado un alto porcentaje de coterráneos, no deja de ser una amenaza, más cuando se habla últimamente de cepas, brotes y rebrotes en todo el mundo.

Incertidumbre, de no saber cuándo se acabará esta difícil etapa. Incertidumbre de conocer realmente el efecto de las vacunas. Incertidumbre de mirar al ciudadano del común, superconfiado, asistiendo a eventos sociales, deportivos, culturales, sin las precauciones o recomendaciones de bioseguridad.

Sólo con la fe en el que todo lo puede y la esperanza que nunca se pierde, procuremos sacudirnos de estos tres por ahora enemigos que nos siguen atormentando y seguro vendrán mejores días.

Por: Sofonías Rodríguez M.