Colombia: una economía en recuperación, pero con riesgos latentes

La economía colombiana avanza en 2025 por una senda de recuperación moderada, luego de dos años marcados por la desaceleración, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Aun así, el país enfrenta tensiones estructurales que podrían limitar su crecimiento en los próximos meses.

Durante el último año, el Producto Interno Bruto mostró señales de repunte impulsadas por sectores como el comercio, el transporte, la agricultura y parte de la industria manufacturera. El consumo de los hogares también ha crecido, favorecido por un mercado laboral con mejores niveles de empleo y una inflación que, aunque persiste, ha comenzado a ceder.

El comportamiento de los precios ha sido uno de los elementos más vigilados. Tras alcanzar picos elevados en años anteriores, la inflación inició un proceso de moderación gradual gracias a las decisiones de política monetaria y a una relativa estabilidad en los precios de los alimentos. Esto ha permitido que algunos hogares recuperen capacidad de compra, aunque la sensación generalizada entre la ciudadanía es que la vida sigue siendo costosa.

Sin embargo, detrás de estos avances se oculta un problema estructural que inquieta a analistas y organismos internacionales: el elevado déficit fiscal. La brecha entre los ingresos y los gastos del Estado permanece en niveles históricamente altos, lo que ha incrementado la deuda pública y presiona la calificación crediticia del país. Este panorama reduce el margen de maniobra del gobierno y podría dificultar la financiación de programas sociales e inversiones estratégicas.

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Otro aspecto preocupante es la desaceleración de sectores clave como la minería y la construcción. La caída en la producción extractiva afecta los ingresos por exportaciones y limita la entrada de divisas. La inversión privada, por su parte, aún no se recupera con la fuerza esperada, lo que restringe la generación de empleo formal y la expansión de proyectos productivos.

En el contexto internacional, Colombia también enfrenta riesgos externos: tasas de interés globales altas, incertidumbres políticas en la región y fluctuaciones en los precios del petróleo y otros commodities. Estos factores pueden afectar directamente el comportamiento del dólar, las exportaciones y el costo del financiamiento externo.