La NASA mantiene bajo vigilancia una extraña región del planeta donde el campo magnético se debilita de forma notable. Esta zona, ubicada entre Sudamérica y África, es conocida como la Anomalía del Atlántico Sur (AAS) y preocupa a los científicos porque expone a los satélites a niveles peligrosos de partículas solares. Aunque el fenómeno no es nuevo, su comportamiento sigue siendo clave para entender la dinámica interna de la Tierra.
Una burbuja debilitada en el escudo del planeta
El campo magnético terrestre actúa como un escudo que desvía la radiación solar y cósmica. Sin embargo, en esta región —que abarca un área casi del tamaño de la mitad de Europa— la protección se debilita de forma significativa.
Por este “adelgazamiento” del campo, los satélites que pasan por la zona pueden sufrir interferencias, fallas temporales o reinicios de sistemas. Algunas misiones incluso deben apagar instrumentos sensibles para evitar daños mientras atraviesan la anomalía.
Por qué ocurre esta anomalía
La NASA explica que la AAS se relaciona con procesos que ocurren en el núcleo externo de la Tierra, donde el hierro líquido en movimiento genera el campo magnético global.
En ciertos puntos, las líneas magnéticas se deforman o se debilitan, creando zonas más vulnerables. Los científicos creen que la AAS podría ser una manifestación de cambios a gran escala en el geomagnetismo terrestre, un fenómeno que se ajusta y evoluciona desde hace millones de años.
Un fenómeno recurrente en la historia del planeta
Aunque pueda parecer una señal de alerta, los especialistas subrayan que este tipo de anomalías no es nuevo. La evidencia geológica indica que la intensidad del campo magnético varía a lo largo del tiempo y que zonas debilitadas han surgido de forma repetida. Incluso durante algunas inversiones de polos, estas áreas se vuelven más comunes.
Lo que sí ha cambiado es nuestra dependencia tecnológica. Hoy, con cientos de satélites en operación, cualquier alteración en el campo magnético tiene un impacto mayor en las comunicaciones, la navegación y la observación científica.
Cómo se prepara la NASA
Para evitar daños, la NASA utiliza datos del satélite SWARM, del Observatorio de Heliofísica y de otras misiones que monitorean la interacción entre el viento solar y la magnetósfera.
Los ingenieros aplican protocolos que protegen los componentes electrónicos cuando una nave espacial entra en la anomalía, ajustando trayectorias y tiempos de operación.
Lo que viene para el futuro
Aunque la AAS continúa expandiéndose lentamente, no representa un riesgo directo para la vida en la superficie. Sin embargo, su evolución podría ofrecer pistas sobre posibles cambios globales en el campo magnético. La NASA seguirá su monitoreo para anticipar efectos en las misiones espaciales y comprender mejor el funcionamiento interno del planeta.

