El Sol se activa: la NASA advierte sobre un repunte solar que podría afectar la Tierra

La comunidad científica está en alerta. Desde 2008, el Sol ha mostrado un incremento sostenido en su actividad, contradiciendo décadas de previsiones que apuntaban a una fase prolongada de calma. Así lo confirma un estudio reciente liderado por Jamie Jasinski, físico del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, publicado en septiembre en The Astrophysical Journal Letters.

Un giro inesperado en el comportamiento solar

Durante más de treinta años, la actividad solar se mantuvo en descenso, alcanzando en 2008 su mínimo histórico. Este periodo fue comparado con los grandes mínimos solares del pasado, como el Maunder (1645–1715) y el Dalton (1790–1830). Sin embargo, des de entonces, los sistemas de observación han registrado un aumento en las explosiones de plasma, la densidad del viento solar y la intensidad de los campos magnéticos.

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“Todas las señales indicaban que el Sol iba a entrar en una fase prolongada de baja actividad”, explicó Jasinski. “Así que fue una sorpresa ver que esa tendencia se revirtió. El Sol está despertando lentamente”.

El Ciclo Solar 25 y sus implicaciones

La Tierra transita actualmente el Ciclo Solar 25, iniciado en 2020. Aunque se esperaba que este ciclo fuera débil, los datos recientes muestran lo contrario. El aumento de actividad podría intensificar fenómenos como tormentas solares, fulguraciones y eyecciones de masa coronal, con efectos directos sobre la tecnología terrestre.

Riesgos para la infraestructura y la exploración espacial

El viento solar, compuesto por partículas cargadas, influye en la heliosfera y en las magnetosferas planetarias. Un incremento en su presión puede comprimir estas burbujas protectoras, dejando a satélites y sistemas tecnológicos más expuestos a la radiación.

Las consecuencias van desde interferencias en redes eléctricas y GPS hasta riesgos para astronautas en misiones como Artemis. La NASA y la NOAA ya preparan nuevas misiones —como IMAP y SWFO-L1— para monitorear el clima espacial y anticipar sus efectos.

Un fenómeno que exige vigilancia constante

Aunque los ciclos solares tienen una duración promedio de 11 años, las variaciones a largo plazo siguen siendo difíciles de predecir. Jasinski reconoce que aún no se comprende del todo por qué el Sol experimenta estos cambios prolongados.

Este repunte solar no solo desafía las proyecciones científicas, también subraya la necesidad de fortalecer la vigilancia espacial y adaptar nuestras tecnologías a un entorno más dinámico. Porque cuando el Sol cambia de ritmo, todo el sistema planetario lo siente.