RICARDO SARASTY

UN PROCURADOR MÁS

Si nada cambia el curso de los acontecimientos relacionados con el nombramiento del nuevo procurador general de la nación, nada hace dudar de que a ese cargo llegue el Dr. Gregorio Eljach, el hasta pocos días secretario del Senado. Cargo que desempeñó durante 12 año por lo que bien conoce y de igual manera lo conocen los senadores por lo que se da por descontado que estos, a los cuales sirvió y le sirvieron, lo nombraran, con algunas excepciones que de no votar en su contra optaran por salir del recinto a hacer cualquier diligencia en el preciso momento que se inicie el proceso de refrendación del nombre del Dr. Eljach para el cargo en el que habrá de asumir las funciones de juez civil en caso de demandas en contra de congresistas, los que conocedores del actuar y pensar del nominado para el cargo sabrán como mandarle un mensaje para recordarle que saben de él tanto como él de ellos.

Como ya es usual en los sectores adversos al gobierno, su postulación para este cargo por parte del Presidente Petro levantó ronchas. Tantas que al instante de oír el nombre del candidato propuesto por el presidente todos al unísono lo rechazaron en ese sector de la derecha que igual a la mujer del Cesar solo se muestra impoluta por lo que su farsa consiste en reclamarse guardiana de la moral y las buenas costumbres. En las observaciones en contra del exsecretario del Senado, según las cuales no amerita ser nombrado para desempeñar el cargo de Procurador, se subraya el carácter de politiquero que ha distinguido al Dr. Gregorio. También le han sacado a enrostrar una que otra maña de esas que, de no tenerlas y haberlas puesto al servicio el exsecretario, en cualesquiera de las oportunidades en las que respondió con diligencia a algún favor pedido por los mismos politiqueros que ahora indignados rasgan sus vestiduras. Pero el azar es el mejor bufón y por obra de sus designios los mismos que posan de paradigmas de la moral señalándolo, parecen olvidar que sin sus ayudaditas   no estarían en ese lugar de privilegio desde donde abjuran de él solo porque el gobierno es quien lo postula. Candidato del cual, por anomalías desconocidas en ciertos honorables organismos, recién perciben su olor. El mismo hedor que desde años llena ese recinto y por lo mismo extraña el que recién hora los señores de la moral lo sientan como si nunca hubiese estado, ahí, en el lugar predilecto para sujetar las voluminosas carpetas en las que andan a cargar además de sus negocios las demandas en contra de los funcionarios del gobierno, allegados a ellos o simples simpatizantes.  

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Lo más seguro es que para cuando salga a la luz esta columna el reemplazo de la Señora Margarita Cabello Blanco sea el exsecretario del Senado, con méritos legales y profesionales o sin ninguno. Solo que no sería el primero en llegar así a ese cargo o a cualquier otro, aquí en donde eso de hacer carrera en la función pública dentro de la legalidad ha sido y es solo para pendejos. Tal como se puede constatar en un corto recorrido por las hojas de vida de los que lograron ocupar cualesquiera de los empleos de importancia ofertado por el Estado. Para referirnos solo al de la procuraduría basta con el botón que por su inmediatez se puede tener como muestra. Un alfil de la familia Char que gobierna en la costa atlántica, cuando no peón del movimiento político de Germán Vargas Lleras, sin que haya dejado de pertenecer al partido conservador al que le debe el ser ya exprocuradora, al haber sido nominada por Iván Duque. Su misión pagar con favores el nombramiento y ser cancerbero de sus intereses. ricardosarasty32@hotmail.com