El caso de Jorge Arturo Salazar Caicedo, conocido como ‘El Chamán’, ha generado conmoción en el municipio de Tumaco y la ciudad de Cali, donde se reportaron los abusos sexuales perpetrados contra mujeres jóvenes. Las autoridades, en un esfuerzo conjunto, han logrado llevar ante la justicia a este presunto impostor que se aprovechaba de la vulnerabilidad de sus víctimas para cometer atrocidades.
La manipulación psicológica ejercida por Salazar Caicedo, quien se hacía pasar por un chamán, es especialmente alarmante. Engañaba a las mujeres con supuestos rituales de limpieza, argumentando que estaban «embrujadas» y que necesitaban someterse a estos «tratamientos» para evitar desgracias a sus familias. Esta táctica, sumada a las amenazas de violencia contra sus seres queridos en caso de revelar los abusos, creaba un ambiente de terror y coerción que dificultaba que las víctimas denunciaran.
Testimonios
Los testimonios recabados por la Fiscalía revelan un patrón de conducta perturbador por parte del presunto agresor. Las jóvenes eran citadas en moteles del centro de Cali, donde eran sometidas a agresiones físicas y sexuales, quedando atrapadas en una pesadilla de la que les resultaba difícil escapar. Es fundamental destacar el coraje de estas mujeres al denunciar estos abusos, un primer paso crucial en el camino hacia la justicia y la recuperación.
Proceso legal
La captura de Salazar Caicedo en zona rural de Tumaco es resultado del arduo trabajo de las autoridades, quienes, con el apoyo del Ejército, lograron ubicar y detener al presunto agresor. Sin embargo, el proceso legal apenas comienza. La imputación del delito de acceso carnal violento agravado es un primer paso, pero es necesario llevar a cabo una investigación exhaustiva para determinar si existen más víctimas y garantizar que se haga justicia. En medio de la indignación y la consternación por estos terribles acontecimientos, es importante recordar el mensaje de solidaridad y apoyo hacia las víctimas. Es fundamental que reciban el acompañamiento y la atención necesaria para superar este trauma y reconstruir sus vidas. Asimismo, la sociedad debe permanecer vigilante y unida en la lucha contra la violencia de género, trabajando en conjunto para erradicar este flagelo y garantizar la seguridad y el bienestar de todas las mujeres.

