Hoy, cuando se cumplen 76 años del asesinato del caudillo liberal, Jorge Eliécer Gaitán, podemos afirmar que las causas que originaron este magnicidio siguen vigentes en nuestro país, donde todavía sentimos los efectos de un trágico hecho que marcó nuestra historia política.
Es inquietante saber que más de 7 décadas después, no existe una certeza en torno a la voz que ordenó los disparos que acabaron con la vida del reconocido político, que buscaba grandes cambios para nuestro país y siempre afirmó que el poder debía radicar en el pueblo y no en la elite política.
A través de los años, se han manejado numerosas versiones, entre las cuales se cuentan, una acción de la oligarquía, un complot del comunismo, un ataque de los altos jerarcas políticos y en épocas más recientes, surgió la teoría que relaciona al asesinato con el gobierno de Estados Unidos, que temía una nacionalización de sus empresas petroleras, por parte de Jorge Eliecer Gaitán, en caso de que llegara a convertirse en presidente de Colombia, como todo apuntaba
Lo cierto es que ese viernes 9 de abril de 1948, el político fue sorprendido cuando salía de su oficina, situada en pleno centro de Bogotá, por un hombre que le hizo varios disparos, identificado como Juan Roa Sierra, quien minutos después fue linchado por una turba enfurecida que arrastró su cadáver por las calles.
Sin embargo, tal como ha ocurrido a través del tiempo con este magnicidio, un espeso velo de misterio, rodea el asesinato de Gaitán y nunca se pudo comprobar que Roa Sierra, haya sido la persona que realizó los disparos.
Este hecho en contra de un político que se había ganado el corazón no solo de los bogotanos, sino de todo el país, se constituye en uno de los episodios de mayor gravedad en lo relacionado con la violencia política en Colombia, en una época en la que los campos del país se encontraban bañados en sangre a consecuencia de la mortal rivalidad entre liberales y conservadores.
Al respecto, se sabe que Jorge Eliecer Gaitán se había convertido en “una piedra en el zapato” para los políticos tradicionales, que le temían al cambio, mientras que la otra cara de la moneda, era el pueblo que lo consideraba su caudillo y seguramente lo habría elegido como su presidente, posibilidad que posiblemente haya sido la causa para que se fraguara su asesinato, el cual provocó un gigantesco estallido social, como nunca antes se había vivido en el país.
De allí, que hoy recordamos, que una vez conocida su muerte, hubo un gigantesco alzamiento popular, que se inició con saqueos e incendios, tomas de las emisoras para incitar a la rebelión, en una asonada en la que murieron miles de personas en una Bogotá que fue semidestruida por las llamas; una violencia desmedida, que se repicó en las principales ciudades del país.
Jorge Eliécer Gaitán buscaba grandes reformas para Colombia, puesto que era una persona de altos estudios, que entendió lo que requería el país, en tanto que para el pueblo fue el caudillo que les había prometido eliminar la injusticia social y mejores condiciones de vida.
Lamentablemente, 76 años después, todo sigue igual, en medio de la violencia y corrupción de siempre, pero las ideas del caudillo liberal, siguen vigentes en una Colombia, que hoy, como en 1948, sigue inmersa en enormes brechas sociales, donde las desigualdades e injusticia en contra de las clases menos favorecidas están a la orden del día.

