Ricaurte Losada Valderrama

El Eln, base y soporte de la paz total

Por Ricaurte Losada Valderrama

Es lo primero tener presente que nuestra Constitución le da un tratamiento privilegiado al delito político, a través de  amnistías  e indultos, en consideración a los fines altruistas de mejoramiento social que  subyacen en él. 

Con el Eln los puntos que se negociaban en el Gobierno Santos, retomados en el Gobierno Petro, son participación de la sociedad, de mucho significado para la guerrilla y, en particular, para recoger las voces de las comunidades. Además, democracia para la paz, transformaciones para la paz, víctimas, fin del conflicto e implementación de lo acordado y, para su normativización, en caso de que se llegue  a un acuerdo, no parece probable que vaya a pasar lo mismo que con las Farc, a través de la sesión que hizo el Congreso de sus facultades constituyente y legislativa, pues difícilmente el país lo aceptaría, siendo esta una razón entre las muchas para haber propuesto una asamblea constituyente, como lo hice en los inicios de los diálogos con las Farc.

Con las Farc los puntos del Acuerdo Final también fueron seis, muy similares a los acordados para negociar con el Eln, motivo por el cual el Estado debiera proponerles acogerse a la implementación de ellos, que  si tienen voluntad de paz debieran aceptar, con lo que se daría un avance gigantesco en el proceso de paz con esta guerrilla.

Con ello se utilizaría para su implementación toda la infraestructura y los mecanismos y recursos establecidos para la implementación con las Farc, pues los problemas son los mismos y, por ende, las soluciones que deben desembocar todas en la defensa, protección y efectivización de los derechos humanos. Y lo propio debiera hacerse con los disidentes y desertores de las Farc.

«En todo caso, es evidente que el Eln es la base y el soporte de la paz total. Por ende, frente a la dependencia que tiene el Gobierno y este proyecto de este grupo, es inconveniente para el país y para la dignidad nacional llegar a darles exageradas concesiones».

En palabras del senador Ariel Ávila, parece inverosímil lo ocurrido con el Eln. Hay todavía un punto ciego. ¿Qué pasó en los entretelones de la negociación para que la guerrilla desmintiera al Gobierno? Es probable que el Gobierno sintiera que estaba frente a una negociación fácil. Que su orientación ideológica convertiría la mesa en pan comido. De hecho, Otty Patiño, dijo que la negociación no era propiamente entre antagonistas.

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Queda claro que los anuncios unilaterales no consolidados en las mesa constituyen un riesgo y una fuente de desconfianza. El Gobierno debe unificar su vocería de manera rigurosa. Definir de manera indiscutible quiénes deben estar involucrados en las decisiones.

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Frente al Eln hay un camino conocido para negociar, pero sin dejar de tener presente la dificultad histórica de llegar a acuerdos con ellos y solo quedan estos y las disidencias y desertores de las Farc con orientación política, dedicados en los últimos años casi que exclusivamente a disputar y hacer uso de las rentas criminales, especialmente del narcotráfico.

En todo caso, es evidente que el Eln es la base y el soporte de la paz total. Por ende, frente a la dependencia que tiene el Gobierno y este proyecto de este grupo, es inconveniente para el país y para la dignidad nacional llegar a darles exageradas concesiones. Por lo tanto, hay que advertir que no cabría  la posibilidad de otorgarles el status jurídico de beligerantes.