Enrique A. Gutiérrez T., S.J

¿Qué hacer ante la dificultad?

Por: Enrique A. Gutiérrez T., S.J.

Hoy quiero referirme a la situación que vive el departamento de Nariño en estos momentos, debido a las circunstancias que han hecho que se presente una verdadera emergencia económica. Son hechos que nos deben invitar a la reflexión y a encontrar cuál debe ser la actitud que podemos asumir. Me parece importante mirar las cosas desde la perspectiva de la fe.

Hay momentos en la vida en los cuales tenemos el grave peligro de perder la esperanza, de sentirnos desilusionados y defraudados. Esto nos puede llevar a pensar que no hay solución a los problemas de la vida cotidiana y que todo está perdido. Sin embargo, por compleja y difícil que la situación invito a los lectores a pensar seriamente cuál puede ser nuestro aporte a la búsqueda de alternativas de solución a una crisis que afecta a todos los que viven en ese querido rincón de la patria que es el departamento de Nariño.

Han sido tiempos difíciles los que se han vivido desde enero de este año. La escasez, la incomunicación con otras regiones, las largas jornadas para llegar a otros sitios porque se deben tomar vías alternas son situaciones que nos llevan a reconocer, en cierta medida, nuestra impotencia ante todo el panorama de lo que se está viviendo.

Por difíciles que sean las cosas, quiero invitarlos a fortalecer una actitud positiva, marcada por la esperanza, confiando en que las instancias a quienes corresponde, encuentren solución a la problemática que se está viviendo.

El evangelio de este domingo nos da luces para comprender lo que vive Nariño. Es la escena de la transfiguración en el Monte Tabor. Se mezclan las realidades de la cruz y la gloria, de la pasión y la resurrección, de la tristeza y la alegría. Podríamos decir que es la mezcla de lo positivo y lo negativo. Es lo que Jesús quiere mostrarles a los discípulos que lo acompañaron: entender que la vida tiene esas aparentes contradicciones y que no podemos esperar que todo sea color de rosa, sino que hay momentos de la vida en que debemos hacer frente a la dificultad con entereza y valor.

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Me siento profundamente solidario con la situación que viven los nariñenses y confío en que muy pronto se tendrán soluciones reales que ayuden a superar la emergencia que están viviendo. Los invito de corazón a mantener viva la llama de la esperanza, confiando en que por el esfuerzo de todos pronto brille la luz que nos diga que esta situación ha sido superada.

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Son tiempos difíciles que exigen de cada uno mostrar lo mejor de sí mismo para aportar lo que esté a su alcance para encontrar las mejores soluciones a los problemas que afectan en este tiempo al departamento de Nariño. Como lo decía, me siento profundamente unido a ustedes y que pronto vislumbremos un mañana mejor para todos. En la dificultad se puede conocer el temple interior de cada uno.