Un estudio realizado por el laboratorio de economía de la universidad Javeriana muestra que en el año 2018, de los 473.065 estudiantes graduados de bachillerato, únicamente 188.666 se vincularon a una institución de educación superior inmediatamente, mientras que 286.399 no lo hicieron. Esto significa que el 40% pudieron ingresar a las universidades y que un 60% no, esta es una de las razones por las cuales hoy existe un acumulado de 2 millones de jóvenes entre los 17 y 21 años que están por fuera de la educación superior.
El estudio muestra adicionalmente que los graduados de colegios privados presentan una tasa de tránsito inmediato de 20 puntos porcentuales por encima de los oficiales (47,7% en las instituciones educativas no oficiales y el 27,7% oficiales). En otras palabras, esto quiere decir que quien tiene posibilidades económicas tiene mayor oportunidad de ingresar a la universidad en tanto que los jóvenes, provenientes de hogares de bajos recursos económicos que son quienes se matriculan en las instituciones oficiales, tienen menores posibilidades de ingresar a la educación superior.
Lo más grave es que según el Dane, entre abril y junio de 2021, la tasa de desempleo de ese grupo se ubicó en 23,3 %, lo que significa que 1,5 millones de jóvenes están desempleados o en búsqueda de trabajo, y 5,7 millones inactivos, lo que indica que no están buscando empleo, pero tampoco están laborando.
Estoy convencido que estas alarmantes cifras son las que estimulan a los jóvenes a salir a protestar y a tomarse parques y calles para ser escuchados, porque no tienen ni estudio, ni mucho menos oportunidades de trabajo.
Esta aberrante injusticia no puede continuar haciendo carrera en un estado democrático como el nuestro. Tiene que haber un profundo análisis de este inequitativo sistema que privilegia a quienes tienen recursos y deja sumidos al abandono a quienes no los tienen.
Continuar negándole a los hijos de los pobres la oportunidad de acceder a la educación superior es oxigenar la protesta y el enfrentamiento entre quienes tienen oportunidades y quienes carecen de ellas. social.
POR: VICTOR RIVAS MARTINEZ.

