P. Narciso Obando.

24 semanas esperando la muerte

En una sociedad profundamente católica y cristiana como la colombiana, cercana al 70 por ciento de la población, resulta difícil entender que, tras una lucha ardua por la defensa de la vida, el aborto se haya convertido en un derecho. Es terrible y dolorosa la sentencia de la Corte Constitucional que despenaliza el aborto hasta la semana 24 ¡6 meses de gestación!

“No esperábamos que la sentencia de la Corte fuera tan lejos”, es la observación que hace monseñor Francisco Ceballos, obispo de Riohacha, ante la decisión de la Corte Constitucional de Colombia, quien reconoce que se sabía de la posibilidad de una aprobación de hasta 14 semanas, que ya era inaceptable, pero no hasta seis meses de gestación.

 “Nos parece algo duro, algo horrible, por eso quedamos perplejos, así como tanta gente en Colombia que siente mucho dolor”, este es el sentimiento expresado por el episcopado colombiano en un comunicado, en el cual criticaron este ordenamiento jurídico que va en contra de la protección y defensa de la vida y de la misma Constitución.

El aborto no es planificación familiar: La sentencia C-055-22 aprobada subraya que se pretende ofrecer opciones disponibles para la mujer gestante y la eliminación de cualquier obstáculo para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, no aparecen reconocidos los derechos del niño no nacido.

Estos derechos reproductivos son respetamos por Iglesia, pero cuando el derecho reproductivo se torna como una manera de planificación familiar y llega hasta el extremo de matar a los niños, por supuesto que preocupa. Los derechos reproductivos de la mujer van hasta donde los derechos del otro inician, y el niño también tiene derechos. En este caso, no se tiene en cuenta al otro sujeto, a la otra persona que está dentro del vientre materno.

El aborto no es una solución, es muerte: En este sentido, se enfatiza que la reivindicación de un derecho deja de ser legítima, si llega a negar los derechos del prójimo. Y no se puede ocultar o minimizar el hecho que todo embarazo implica la existencia de otro ser humano, distinto de la madre, en condiciones de indefensión y vulnerabilidad.

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Es importante que la gente entienda que este niño tiene que ser acogido, tiene que ser vinculado a la sociedad, a la familia humana. No es un asunto solamente de la mujer que está gestando, sino un asunto de la sociedad, que tiene que salvaguardar la vida de las madres junto con la de sus hijos todavía no nacidos, es decir, que somos todos responsables. La solución no es el aborto, sino que la solución es la vida y ofrecer muchas otras alternativas para que las mujeres se sientan apoyadas y estos niños puedan vivir.

En vista del período electoral que se avecina con comicios legislativos y presidenciales, la Iglesia y los grupos pro vida de Colombia aspiran conseguir la impugnación de la sentencia de la Corte Constitucional. La Constitución nos da la posibilidad de un referéndum y ya se está escuchando en algunos medios y a algunas personas de pro vida que pertenecen al Senado, una iniciativa de referéndum, de recoger firmas y obligar así a una consulta popular. Los movimientos pro vida se están moviendo en esta dirección y por supuesto tendrán un apoyo irrestricto de la Iglesia, para que se vaya a un referéndum y se eche atrás esta sentencia de la Corte.

POR: P. NARCISO OBANDO