Por: Pablo Emilio Obando A.
En Julio de 2018 las principales revistas económicas de Colombia anunciaban la apertura de una planta de combustibles en Tumaco, así titulaba la noticia de este hecho de gran relevancia para la economía de Nariño:, «Tumaco abre la válvula para el suministro de combustibles», de acuerdo a este titular «El puerto pondrá en operación una planta de gasolina y diesel, que se mezclaran con etanol para garantizar el abastecimiento autónomo» . Se alcanzaba así una solución para el problema del transporte de combustibles en nuestra región y la atención oportuna en casos de contingencia como el actual. Transcurridos más de cuatro años y después de una onerosa inversión, no hemos alcanzado una autonomía en el abastecimiento de combustibles, dependemos de Yumbo y las pésimas carreteras regionales.
La inversión realizada permitía afirmar que «Con la inauguración de la planta de combustibles de Tumaco, considerada como uno de los proyectos bandera en el Plan Nacional de Desarrollo 2014 – 2018, el suroccidente del país tendrá válvula propia para abastecerse sin interrupciones de gasolina y diésel. El montaje del complejo, cuyo rubro de inversión fue de US$3,6 millones, corrió por cuenta de la empresa Petróleos y Derivados de Colombia (Petrodecol), filial de la organización Tumaco Pacific Port (TPP), operador del puerto».
3.6 millones de dólares que se invirtieron pensando en una verdadera autonomía y el abastecimiento sin interrupciones de gasolina y diésel. Pero, ante esta eventualidad que hoy vivimos los nariñenses, vemos con profunda preocupación que aún dependemos del transporte de combustibles por las pésimas carreteras que nos unen con el interior de Colombia y que ante el primer aguacero se bloquean, y más aún cuando a lo anterior se suma la afectación debido a fallas geológicas y estructurales.
«Dentro del plan de obras de la planta de abastecimiento se proyecta la instalación del sistema de almacenamiento para hidrocarburos que alcanzará los 93.000 barriles en el corto plazo, lo que permitirá tener un remanente para atender y garantizar el suministro en la región. La gasolina y el diésel que se mezclarán con el etanol en la planta de procesamiento de Tumaco será traído desde las instalaciones de Refinería de Cartagena (Reficar), a través del Canal de Panamá. Por su parte, el alcohol carburante será surtido desde las plantas ubicadas en el Valle del Cauca». Solución práctica e ideal para el pueblo de Nariño. Sin embargo comprobamos que el combustible debe hacer un recorrido engorroso antes de ingresar a Nariño y por vías ecuatorianas. Un desgaste en tiempo, recursos y gestiones.
El informe de la época dejaba, en claro que «El operador TPP espera que con la entrada en funcionamiento del complejo, en un plazo no mayor a seis meses, las 418 estaciones de servicio de Nariño sean surtidas directamente desde el municipio de Tumaco, lo que permitirá tener una distribución eficiente y confiable que dinamice la economía regional».
Las autoridades deben brindarnos una respuesta a nuestras inquietudes cívicas y ciudadanas. Explicar esa alta inversión en suelo tumaqueño y la inexplicable falsedad de todo lo expresado en diferentes medios periodísticos del año 2018. Esperamos un pronto pronunciamiento de las autoridades respectivas.

