La voz del pueblo es la voz de Dios, traduce el latinazgo que desde niños hemos escuchado, y puede ser usado en muchísimos escenarios, pero en este caso, lo usaré para continuar haciendo un análisis al momento que estamos viviendo con motivo de las próximas elecciones legislativas que se acercan.
Cuando cubría los eventos sucedidos hace cerca de un año con motivo del estallido social causado por las políticas impopulares que el gobierno nacional iba a implantar, observaba como centenares de hombres y mujeres salieron a las calles de nuestra ciudad, en particular, para exigir el retroceso de estos gravámenes que, hubiesen apretado aún más la soga al cuello que asfixia a todos los colombianos.
Y ahora miro con cierta sorpresa, aunque en realidad no tanta, como un gran número de estos hombres y mujeres que gritaban arengas en contra del Gobierno nacional y los congresistas, son quienes llenan las sedes de los «caciques» electorales del departamento, quienes antes se mostraban altivos detrás de máscaras y demás, son los mismos que se pelean por sostener la maleta del «doctor» sin doctorado.
La triste realidad es esa, “por la plata baila el perro”, y los principios están a la venta al mejor postor, no importa el pasado, las marchas, los gritos, las pancartas o similares, como dice el grupo uruguayo El Cuarteto de Nos “ya lancé piedras y escupitajos al lugar a donde ahora trabajo”. Hoy se dan reconocimientos y placas esperando entrar en la “rosca” de los puestos, contrato y dadivas, demostrando una vez más que en Colombia, nunca pasara nada, porque el dinero y las ansias de poder amordazan a los espíritus que manejan una fachada de libertad.
Lo que abruma realmente es la facilidad como se manejan dobles discursos, primero aparentan ser líderes sociales, adalides de las juventudes, se autoproclaman voceros de los movimientos, para después, despojarse de los ideales, como si de un vestido se tratara, y comienzan a visitar sede tras sede con la clásica frase “yo tengo 300 votos, cuanto me da por ellos”, o también “doctor usted sabe que soy serio, pero necesito platica para movilizar a mis amigos”, y así es desde siglos inmemoriales.
Las redes sociales son la clara evidencia de esta sociedad enferma, pues donde antes había banderas colombianas al revés, o frases como “nos están matando” hoy es el mejor stand de abrazos, besos y demás con los politiqueros de siempre, esos que tienen la chequera lista para la recta final de la campaña electoral, esos mismos a los cuales se les llena la boca diciendo “tenemos que sacar a los corruptos de la administración” y son los que desvían investigaciones por diferentes delitos para lograr llegar a ostentar la investidura que de alguna manera, les dará cierta tranquilidad si se abre un proceso, y si esto no funciona, tranquilos, que se renuncia al cargo, para que sea la justicia civil la que los investigue y todo quede engavetado.
Vox populi, vox Dei, todos saben quienes manejan a su antojo la burocracia, quienes acaban empresas boyantes, quienes quieren concesionar hasta la salud de los nariñenses, quienes con su nefasto proceder, han sumido en la oscuridad al elector primario, pero ante el buen señor, don dinerón, todo se silencia.
Por: Mauricio Muñoz

