El volcán Puracé, situado en la cadena volcánica de Los Coconucos (departamento del Cauca), continúa mostrando una actividad sísmica y volcánica elevada que mantiene en alerta naranja a las autoridades —un nivel que indica cambios importantes en sus parámetros internos y un aumento en la probabilidad de eruptividad, aunque sin confirmar una erupción inminente.
Según reportes recientes del Servicio Geológico Colombiano (SGC), en las últimas horas se han registrado múltiples sismos de tipo tremor y de largo periodo, modalidades asociadas habitualmente con el movimiento de fluidos —gases o magma— en el interior del volcán. Estas señales se han acompañado de emisiones constantes de gases y ceniza, con columnas que han alcanzado alturas estimadas entre 500 metros y hasta 1,4 kilómetros sobre la cima, dependiendo de las condiciones meteorológicas y de visibilidad.
Una de las emisiones más recientes ocurrió a las 4:06 a.m. del 30 de noviembre, cuando se registró un tremor volcánico continuo que generó una columna de ceniza de al menos 500 metros de altura. Debido al viento, la ceniza fina y los gases —junto con un fuerte olor a azufre— se han dispersado sobre zonas rurales del área de influencia del volcán y, en algunos casos, han alcanzado incluso el norte de la ciudad de Popayán.
Por esta razón, el SGC ha emitido al menos 23 alertas dirigidas a la aeronáutica civil, con el fin de advertir sobre los riesgos de ceniza volcánica en la atmósfera —un factor que afecta la visibilidad y la seguridad de las rutas aéreas.
Las autoridades locales, departamentales y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) han reforzado protocolos de vigilancia y prevención. Se exhorta a la población a mantenerse alejada del cráter, a evitar desplazamientos innecesarios hacia zonas de riesgo y a seguir únicamente la información oficial.
¿Qué significa la alerta naranja?
El cambio a alerta naranja significa que el volcán presenta cambios relevantes en sus parámetros monitoreados: aumento en sismicidad, emisiones constantes de gases y ceniza, y mayor posibilidad de futuras erupciones o eventos volcánicos activos.
Aunque este nivel no implica que una erupción sea segura o inminente, sí exige prudencia, monitoreo continuo y que la población respete las recomendaciones de las autoridades. En particular, las comunidades cercanas deben estar atentas a posibles caídas de ceniza, olores a azufre, contaminación del aire, y cambios repentinos en la actividad volcánica.
Contexto reciente
- El 29 de noviembre de 2025, el SGC confirmó que el Puracé pasó de alerta amarilla a naranja, tras detectar un incremento en la actividad sísmica y emisiones de ceniza en varias veredas como Cristales, Anambío, Alto Michabala y Chapío, además de la cabecera municipal de Coconuco.
- En días previos, ya se habían reportado columnas de gases de hasta 1,6 km de altura, así como movimientos internos del volcán asociados a circulación de fluidos, lo que ya había generado preocupación.
- Las emisiones recientes de ceniza han generado reportes por parte de pobladores: caída de ceniza fina en veredas rurales, olor intenso a azufre, dispersión de gases, y molestias respiratorias. En algunos lugares, como la vía Popayán-Totoró, se ha recomendado precaución.
Qué puede pasar ahora
El volcán podría mantenerse en este estado de inestabilidad por varios días o semanas, con fluctuaciones en la actividad. Si las señales internas y las emisiones continúan o se intensifican, existe la posibilidad de una erupción significativa —aunque no se puede estimar su magnitud con certeza.
Por eso, las autoridades seguirán vigilando en tiempo real: monitoreando sismicidad, emisiones gas-ceniza, deformaciones del terreno, cambios térmicos y parámetros volcánicos. La población debe mantenerse informada por los canales oficiales, adoptar medidas preventivas (como uso de tapabocas, especialmente si hay ceniza, y evitar zonas de riesgo) y estar preparada ante una posible evacuación o nuevos avisos de emergencia.