Pocas personas conocen que es, donde queda y de donde aparecieron los afganos, no los talibanes que apenas son una secta extremista Sunnita del Islam. Que nos quede claro que no son beduinos del desierto que transitan en caravanas de camellos, ni tampoco son árabes. Ese país está situado en un cruce de caminos entre Asia Central, la Meseta Persa y el Indostán. La etnia afgana tiene origen ario como la mayoría de Europa y un alto componente de sangre griega, herencia de los macedonios que conformaban el ejército conquistador de Alejandro Magno, quien casó con Roxana a la edad de 29 años, a pesar de la oposición de sus generales a quienes ordenó casarse con mujer de la Bactria como ella, parte ahora de Afganistán. Afganistán tiene un caramelo para las potencias porque es uno de los países más ricos del mundo en todos los minerales imaginables y por otro lado es un punto geográfico estratégico.
Por ahí pasó la ruta de la seda y hoy lo cruzan oleoductos de gas y petróleo de Rusia quien invadió en 1989. Antes fue dominio de los ingleses, hasta que terminó invadido por los Estados Unidos, hoy por hoy en estampida como las potencias anteriores. Afganistán en el siglo tercero A.C. formaba parte del Imperio Persa al que sometió Alejandro. Era la súper potencia de aquel tiempo, enemigos eternos de los griegos y si no es por la batalla de Gaugamela en la que Venció Alejandro a Darío III el grande, seguramente estuviéramos hablando el persa y Occidente sería heredero de esa cultura y no de la griega.
Los talibanes no son ni mucho menos el pueblo de Afganistán como se puede creer, debido a que han tomado el poder. Su fanatismo islámico e ideología de odio es el camino al paraíso; por eso desean morir en la guerra.
Por: Carlos Álvarez