Manuel Rosero

Violencia desbordada

Ante los recientes hechos de inseguridad en el país, y que en Nariño no es la excepción, otra vez el tema es de debate público, por lo que se alerta sobre la urgencia de “explorar estrategias innovadoras” para combatirla.

Al hablar de innovación, nos imaginamos enseguida operativos policiales diferentes en los que se use, por ejemplo, la inteligencia artificial, drones en sitios específicos y con visión nocturna que sirvan para captar los movimientos de bandas criminales.

También sensores efectivos para los ladrones en buses y busetas con comunicación rápida a un grupo de reacción inmediata o, por qué no, insertarles un chip, y no esos brazaletes obsoletos, que detecten realmente los pasos de aquellos bandidos a los que no se les dictó medida de aseguramiento intramural porque las cárceles están repletas, y que siguen delinquiendo.

Pero no, nos quedamos en lo mismo: primero, se convoca un consejo de seguridad cuando se disparan los robos y homicidios. Después, ante los medios de comunicación, los mandatarios aprovechan para culpar al débil sistema de justicia que deja libres a los delincuentes en menos de lo que canta un gallo; uno que otro promete bajar al parrillero de la moto, y por último, se anuncia el aumento en el pie de fuerza. Hasta ahí.

Recientemente en Bogotá, la alcaldesa mandó al Ejército a patrullar las calles, una medida que sabemos es cortoplacista. A Barranquilla llegarán 440 uniformados más y esperan aumentar el número de jueces. ¿Alcanzará?

No son medidas nuevas, así que innovación no hay para enfrentar este flagelo; sin embargo, algo se está pensando o haciendo para intentar bajar los índices de criminalidad.

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Ahora bien, uno se pregunta cuál es la estrategia para combatir la inseguridad. No hay que desconocer que a diario las autoridades presentan resultados, pero no son suficientes ante una ola que crece en medio de la pandemia.

Este es un gran dilema que tienen las autoridades en todos los municipios de Colombia en donde la inseguridad los tiene prácticamente en jaque, por lo que se hace necesario trabajar en forma mancomunada todas las instituciones del Estado. Ya es hora de remar cada uno por su lado y dejar de echarse las culpas después de tantos y tantos hechos violentos.

Es así como cada vez son más los hechos de justicia por mano propia, y para la muestra es que cada día la comunidad atrapa a quienes delinquen en las calles, convirtiéndose con el tiempo en otro dolor de cabeza para las autoridades quienes tienen el deber de conservar la tranquilidad en las calles.

Por: Manuel Antonio Rosero Trejo