Los Diálogos Regionales Vinculantes gustan porque obedecen a directriz presidencial y al ser vinculante no serán como siempre, una botadera de corriente que no conduce a nada. Al menos eso esperamos. Esa cualidad compromete seriamente al nuevo presidente para acoger las propuestas de las regiones que plasmarán sus sueños postergados centenariamente como los de Nariño. La expectativa es infinita y los recursos limitados. Por ejemplo, para cumplir los acuerdos de paz no hay dinero, que al parecer lo dilapidaron. Sería una frustración más si confirma un superávit de planes y un déficit de cumplimiento.
Sin embargo, no podemos negarnos la posibilidad de dejar sentados unos mojones que hagan ruptura con ese modelo de desarrollo que traemos y nos ha condenado a registrar los peores indicadores socioeconómicos del país.
La marcada afinidad política del 80% del electorado nariñense con el nuevo presidente hace pensar que esta vez el destino de Nariño será muy diferente.
«Ya debería estar una página de internet y un equipo de expertos para elaborar un nuevo plan para Nariño que debe llamarse “Los Vientos del Sur” que debemos aprobar democráticamente”.
Pero nos asaltan temores, como el que, si el liderazgo de esta única oportunidad debe estar en quienes han sido responsables de nuestro atraso por acción o por omisión, o que tienen ambiciones subalternas, o si van a impulsar proyectos que solo satisfagan urgencias locales o se orientarán a cambios estructurales de la vida socioeconómica como lo propuso el Dr. Petro en su campaña de agroindustrializar el país, para lo cual Nariño tiene todas las condiciones geoestratégicas, agua, climas, terrenos y gente laboriosa. Solo así, dejaremos de importar 13 millones de toneladas al año de comida, y empezaríamos a transitar por el camino de la soberanía alimentaria. Este es un reto y compromiso que han postergado los gobiernos a todos sus niveles. Por eso, los nariñenses votan en contra del modelo de país y región, y a favor de una esperanza.
Propuestas hay muchas, en todas las presentaciones como las que están en los planes de desarrollo departamental y municipales, y otras que no han sido incluidas. Solo es recogerlas y sistematizarlas, pero poniéndoles un sentido general, un objetivo, metas e indicadores de cumplimiento.
Ya debería estar una página de internet dedicada a esa tarea y un equipo de expertos procesando esa información, para elaborar un nuevo plan para Nariño que debe llamarse “Los Vientos del Sur” que debemos aprobar democráticamente.
Por: Chucho Martínez