El Papa León XIV invió a los fieles a «creer como María creyó» en medio de la celebración de la Inmaculada este 8 de diciembre.
«Encomendemos a María la oración por la paz»
El Pontífice comentó que «el Padre Celestial quiso a María íntegramente inmune de la mancha del pecado original”.
«El milagro que para María sucedió en su concepción, para nosotros se renovó en el Bautismo»
El Papa se desplazó a la Plaza Mignanelli, y realizó un hermoso acto a los pies de la imágen de la Inmaculada.
En el homenaje el Papa estuvo con el cardenal vicario Baldo Reina y el alcalde Roberto Gualtieri.
Ante la columna de 12 metros de altura, en cuya cima se encuentra la estatua de la Virgen, y dejó una guirnalda de flores.
8 diciembre: Qué significa la solemnidad de la Inmaculada Concepción
Esta fiesta trata de una celebración de enorme trascendencia para los cristianos, en la que se recuerda, con gratitud y alegría.
«Es el designio divino por el que la Madre de Jesús quedó preservada del pecado original desde el momento mismo de su concepción»
En el mundo católico, la Inmaculada Concepción es fiesta de guardar y en muchos calendarios, especialmente de América Latina, se considera feriado civil y religioso.
Según el Vaticano «ella fue preservada de dicha carga y protegida del mal que ingresó al mundo»
«Quedó limpia de esa falta que solo puede ser absuelta por la gracia del bautismo en virtud a que sería Madre del Salvador»
Oración a la Inmaculada del Papa Francisco:
Oh María, nuestra Madre Inmaculada,
en el día de tu fiesta vengo a ti, y no vengo solo:
Traigo conmigo a todos aquellos que tu Hijo me haconfiado,
en esta ciudad de Roma y en el mundo entero,
para que tú los bendigas y los salves de los peligros.
Te traigo, Madre, a los niños,
especialmente aquellos solos, abandonados,
que por ese motivo son engañados y explotados.
Te traigo, Madre, a las familias,
que llevan adelante la vida y la sociedad
con su compromiso cotidiano y escondido;
en modo particular a las familias que tienen más dificultades
por tantos problemas internos y externos.
Te traigo, Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres,
y te encomiendo especialmente a quien, por necesidad,
se esfuerza por desempeñar un trabajo indigno
y a quien el trabajo lo ha perdido o no puede encontrarlo.
Necesitamos tu mirada inmaculada,
para recuperar la capacidad de mirar a las personas y cosas
con respeto y reconocimiento
sin intereses egoístas o hipocresías.
Necesitamos de tu corazón inmaculado,
para amar en modo gratuito
sin segundos fines, sino buscando el bien del otro,
con sencillez y sinceridad, renunciando a máscaras y maquillajes.
Necesitamos tus manos inmaculadas,
para acariciar con ternura,
para tocar la carne de Jesús
en los hermanos pobres, enfermos, despreciados,
para levantar a los que se han caído y sostener a quien vacila.
Necesitamos de tus pies inmaculados,
para ir al encuentro de quienes no saben dar el primer paso,
para caminar por los senderos de quien se ha perdido,
para ir a encontrar a las personas solas.
Te agradecemos, oh Madre, porque al mostrarte a nosotros libre de toda mancha de pecado,
nos recuerdas que ante todo está la gracia de Dios,
está el amor de Jesucristo que dio su vida por nosotros,
está la fortaleza del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas.
Haz que no cedamos al desánimo,
sino que, confiando en tu ayuda constante,
trabajemos duro para renovarnos a nosotros mismos,
a esta ciudad y al mundo entero.
¡Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios!

